turismo ecológico

Turismo ecológico

La conciencia ecológica se está instalando en los hogares. Se quiere reciclar más, se quiere contaminar menos y se intenta evitar el despilfarro de agua y energía. ¿Y qué sucede durante las vacaciones cuando viajamos? ¿Cuán ecológicos somos? ¿Cuánto contaminamos? Los expertos comentan que no es necesario llegar al extremo de Rob Greenfield, quien el pasado mes de abril partió de San Francisco, la populosa ciudad estadounidense, con el objetivo de llegar a principios de agosto a Waitsfield, un pequeñísimo pueblo anclado en el estado de Vermont, en la otra punta de Estados Unidos, con el objetivo de mostrar que se puede salvar el planeta haciendo turismo sin ningún impacto medioambiental negativo. Su apuesta consiste en desplazarse en una bicicleta a la que ha colocado unos paneles solares para producir la electricidad que precise, beber agua de fuentes naturales así como de ríos y lagos, y comer productos locales de los lugares por donde vaya pasando. Sin llegar a este extremo, hay maneras de hacer turismo contaminando lo menos posible.

Tampoco se trata de poner etiquetas para ver quién obtiene la de turista ecológico, comenta Ana Corral, ambientóloga. Es una cuestión de conciencia, de actitudes. Pero como hay tantas, cada uno puede defender la suya. Según los expertos, el turismo es responsable de contribuir con un 9% al calentamiento global. Es lo que denominan huella ecológica. La preocupación persiste, los productos que se ofrecen bajo el paraguas de turismo ecológico o sostenible crecen exponencialmente y las personas que consumen bajo esta premisa también. Desde pernoctar en casas rurales (en España la oferta aumenta alrededor de un 15% anual, y ya supone casi ocho millones de pernoctaciones anuales) o buscar hoteles ecoeficientes que intentan minimizar el impacto ambiental, hasta participar en actividades solidarias en un entorno determinado en cualquier país. Sólo que en este último caso hay que usar el avión, que también tiene su impacto medioambiental, pues supone más del 40% del total de emisiones de CO2. Ante todo este panorama, ¿cómo hacer unas vacaciones lo más ecológicas posibles? Los expertos sugieren, entre otras posibilidades, contratar una agencia de viajes o un intermediario que garantice estas vacaciones ecológicas que quiere realizar.

¿DÓNDE CONTRATAR? Gran parte de los viajes y alojamientos se contratan a través de portales en internet que se venden como ecológicos, pero no todos los productos que llevan la autodenominación de verde responden a unos criterios ecológicos, advierte Sandra Benbeniste, consultora en temas de responsabilidad social y cooperación al desarrollo. Para contratar una vacaciones ecológicas, el departamento de Desarrollo Sostenible de Turismo de la Organización Mundial del Turismo recomienda buscar portales y agencias de viaje especializados, oenegés y asociaciones de ecoturismo, como The International Ecoturism Society, la Asociación Española de Turismo Rural, la Fundación Ecoagroturismo o Agrotravel Turismo Responsable. Si no tiene suficiente, la red europea de turismo sostenible (Ecotrans) tiene una página web en donde encontrará listas de agencias de viaje especializadas en este tipo de turismo en gran parte del mundo. Concretamente en Destinet.eu/who-who/market-place/tour-operators-travel-agencies-intermediaries.

CÓMO VIAJAR Si prefiere montar las vacaciones ecológicas por su cuenta, los expertos reflexionan que tan importante es tener presente el lugar a donde se va como el tipo de desplazamiento que se va a realizar. Es lo que denominan la huella ecológica del viaje, lo que se contamina en CO2, en función del transporte elegido y la distancia que recorrer. Si quiere averiguarlo puede calcularlo en la web Creaunbosque.es/acciones/huella-ecologica-de-tu-viaje/. Para que se hagan una idea, por ejemplo, en un viaje de mil kilómetros, más o menos como de Barcelona a Santiago de Compostela, ir en coche representa aproximadamente una emisión de 190 kilos de CO2, en avión es de unos 450 kilos de CO2, mientras que en tren es de unos 25 kilos de CO2. Todo esto por persona. No tiene por qué dejar de ir en avión, pero entonces los ecologistas proponen participar en actividades de reforestación para neutralizar en la medida de lo posible la contaminación causada. Cada árbol plantado puede retirar unos 10 kilos de carbono de la atmósfera y compensar la huella ecológica producida durante el viaje. Un factor más que juega a favor de lo que ahora se denomina turismo de proximidad.

ALOJAMIENTO Una de las primeras ideas de quien quiere contaminar poco es alojarse en un establecimiento ecológico. ¿Cómo saber que se trata de uno de ellos? ¿Qué criterios tiene que cumplir? Severino García, de la Fundación Ecoagroturismo, señala que los criterios para calificar un alojamiento como ecológico son variables. Aún así hay unos requisitos mínimos que el consumidor puede exigir. En el caso específico de los hoteles ecológicos, Ecologistas en Acción (una confederación que aglutina a más de 300 grupos ecologistas) considera que estos alojamientos deberían alimentarse en gran parte de energía renovable. Por otra parte deberían cumplir con la normativa de la construcción bioclimática. Brevemente, consiste en un tipo de arquitectura cuyo objetivo es minimizar el consumo de energía para la calefacción y refrigeración con un buen aislamiento y una orientación adecuada. Asimismo, la alimentación del hotel debería ser ecológica o, al menos, productos locales de la zona. Ricardo García, experto en turismo y actividades de ocio, explica que hay más elementos que tener presente. Hay alojamientos que pueden cumplir con los mínimos reseñados y, en cambio, “fallar en los elementos interiores por los materiales usados: pinturas no ecológicas, maderas de los muebles tratados con barnices no ecológicos, colchones de las camas, ascensores, contaminación lumínica… Todos ellos son rasgos que desmerecen el calificativo de alojamiento ecológico”.

En el caso de que busque una casa rural, además de todo lo comentado, infórmese de si utiliza o no pesticidas, herbicidas o fertilizantes químicos en el jardín o en el terreno agrícola. Estar en un alojamiento ecológico, pero rodeado de contaminantes, no encaja mucho en lo que se puede entender como vacaciones ecológicas. También puede informarse si la casa contempla medidas de ahorro de agua y electricidad, así como si realiza selección de residuos y reciclaje.

Y en el caso de que busquemos campings ecológicos, deberían estar en medio de la naturaleza siendo respetuosos con el medio ambiente y su entorno. Esto se traduce en averiguar el tratamiento que hacen de los residuos, el uso de energías renovables y las construcciones realizadas con criterios bioclimáticos, como los indicados en los hoteles ecológicos. Además, deberían tener servicio de alimentos ecológicos.

¿ES CÓMODO? Que los alojamientos cumplan con todos estos requisitos no está reñido con la comodidad. Los expertos explican que no tiene nada que ver. Técnicamente, una casa rural o un hotel ecológico pueden tener las mismas comodidades que cualquier otro tipo de alojamiento. Ricardo García lo explica con un ejemplo. “Un hotel se puede considerar totalmente ecológico a pesar de tener un jacuzzi si este funciona por medio de placas solares y el agua usada se reutiliza luego de alguna manera, por mucho que un jacuzzi se considere un gasto de agua excesivo. Mientras se establezca una reutilización de recursos se está contribuyendo a mantener ese sentimiento ecológico que se busca”. En todo caso, incluso puede resultar mucho más cómodo. Pruebe, si no, a dormir en una cama cuyo colchón esté confeccionado con materiales totalmente naturales. De hecho es un plus añadido que puede favorecer una mayor comodidad.

ALIMENTACIÓN Sin duda, una de las mayores características del turismo ecológico es precisamente tener una alimentación ecológica. Los alojamientos antes mencionados, tanto hoteles como casas rurales o campings, deberían garantizar que la comida que ofrezcan sea ecológica o, como mínimo, que provenga de agricultores de la zona. Eduardo Sánchez, fundador de varias empresas dedicadas a la agricultura biodinámica, explica que en los alojamientos ecológicos les sale más a cuenta ofrecer alimentos cultivados en el propio huerto o de agricultores de la zona, algunos de los cuales ya se ha aventurado a promocionar lo ecológico. “Restaurantes totalmente ecológicos todavía hay pocos. Pero sí es fácil encontrar que sirven productos de la zona, y eso ya responde a este turismo más responsable y respetuoso con el entorno”. En el caso de querer cocinar uno mismo, Eduardo Sánchez también explica que es raro no encontrar productos ecológicos incluso en pueblos pequeños.

DESPLAZAMIENTOS INTERIORES Si ya está alojado en un establecimiento que cumple con todos los requisitos de sostenibilidad y además se alimenta sin antibióticos ni pesticidas, no está de más pensar en cómo se desplazará desde donde esté. Que haya llegado en coche u otro medio contaminante no significa que tenga que seguir haciéndolo una vez ha llegado a destino. Recuerde que puede planificar excursiones por senderos de la zona a pie o incluso a caballo. Si el terreno es llano incluso puede plantearse ir en bicicleta. En cualquiera de estas modalidades la contaminación es cero. Olvidarse del ajetreo de los motores contribuye a tener esa sensación de viaje ecológico.

RESPETO A LA CULTURA Y A LAS PERSONAS “Todo lo señalado hasta ahora no sirve para nada si no hay un respeto al patrimonio cultural y a las personas”, señala Ricardo García. Severino García añade que un turismo ecológico se sustenta en la inquietud por fomentar la economía local de la zona, así como en mantener y preservar su patrimonio cultural, sus tradiciones. Se trata de un intercambio enriquecedor, no explotador. Roberto y Letizia, que han creado su propio decálogo para ser considerados turistas responsables, como ellos mismos se autodenominan, han creado un blog donde van reflejando sus principios en la medida que van viajando. Para ellos es básico aprender a adaptarse y ser respetuosos. En su personal decálogo también tienen claro el concepto devolver. “Viajar te regala muchísimo… ¿por qué no intentar devolver algo a un lugar que nos ha hecho tan felices? En cada lugar hay posibilidades de hacer voluntariado, donaciones o ir a tiendas y restaurantes de oenegés. Los pequeños gestos hacen la diferencia”.

CERTIFICACIONES Ante tantas maneras de contemplar el turismo ecológico, ¿quién certifica que la oferta sea realmente ecológica? Ricardo García aclara que no hay un organismo que regule todo el tema de turismo ecológico. “No lo hay, pero sí existen unos sellos y unas características tipo sobre qué es y qué pautas deben respetar, sobre las que en términos generales coinciden, tanto en el respeto al medio ambiente, como en una alimentación y agricultura ecológica, como en la preservación del patrimonio cultural o un alojamiento ecosostenible”. Severino García comenta que en Europa “coexisten varios sellos, como ISO, EMAS y Ecolabel Europeo entre otros, aunque en España estos certificados todavía no están muy implantados por el elevado coste”. Desde la Fundación Ecoagroturismo se ha creado el proyecto Ceres Ecotur, una herramienta de certificación de la red europea de alojamientos sostenibles, o Eceat-Internacional, con el objetivo de unificar la oferta de turismo ecológico en España sin perderse en multitud de sellos. “El proyecto se basa en la implantación de una certificación bajo criterios de sostenibilidad que mide el nivel de compromiso medioambiental, sociocultural y económico con el destino, en base a cuatro criterios: agricultura sostenible, protección de la naturaleza, gestión de los recursos naturales y patrimonio cultural. Todo ello con una auditoría presencial por parte de expertos en turismo responsable, energías renovables y agricultura ecológica. De esta manera, el público podrá conocer los criterios que definen el producto ecológico certificado y la información sobre los alojamientos bajo el análisis de ese sistema integral”.

ACTITUDES Pero los certificados no pueden garantizar la actitud de cada turista, de cada persona. Eduardo Sánchez explica que, al final, se trata de tomar consciencia. Implica aceptar la configuración socioeconómica del lugar a donde se va, aceptar las condiciones de cómo se va, las costumbres, sus maneras. “Es fácil querer hacer turismo ecológico en lugares a los que se les pide que tenga wi-fi, una calefacción a 20 grados constantes y unos lavabos al estilo urbano occidental. Se trataría de no romper el entorno para hacer más cómodo el espacio. La aspiración de un turismo responsable y consciente sería el de la persona que aspira a un intercambio de valores para confrontarlos. Con esa actitud interna haríamos mucho bien al planeta”. Para Ricardo García no es suficiente con ir a un alojamiento ecológico o desplazarse en bicicleta y ya está. “He visto como gente que se considera ecológica se deja la luz abierta o tira papeles al suelo. Se trata de una conciencia y de un respeto”.

No sólo la manera de viajar. Los expertos quieren recordar que los mismos principios que rigen en el hogar deben ser considerados en el lugar del destino, desde rechazar los productos con envoltorios innecesarios, hasta consumir los productos naturales de la zona, ni usar más agua y luz de la necesaria. También es una oportunidad para, en el caso de viajar con niños, inculcar ese respeto hacia la naturaleza y hacia las personas. Ana Corral añade que las vacaciones pueden ser una demostración más de querer vivir con esta consciencia de respeto, “porque el medio ambiente es todo: el planeta, las plantas, los animales, los seres humanos y todos los flujos que se producen, tanto económicos como culturales”.

EJEMPLOS DE LUGARES Existen y no son pocos. La oferta es abrumadora. Aquí sólo se presenta una brevísima selección realizada por Ricardo García. Si pretenden alojarse en viviendas energéticamente autosuficientes con cero emisiones de CO2, pueden probar de pasar unos días en una urbanización bioclimática en Tenerife (Casas.iter.es). Si van en avión y quieren ser coherentes con su apuesta de emisión cero, no tendrán más remedio que plantar algunos árboles. Si prefieren evitar el avión, pueden acercarse a unas playas vírgenes del sur de España, en Cádiz, en unos alojamientos integrados en el entorno y cuyo objetivo es preservar el medio ambiente de la zona (Casaskaren.com). Si vive en Catalunya y prefiere no hacer tantos kilómetros por lo de la huella ecológica, puede vivir la experiencia de dormir en cabañas montadas en árboles (Cabanesalsarbres.com/ca). No tienen electricidad ni agua corriente. El WC es biodegradable y se recicla en forma de compostaje. Si no quieren una experiencia tan pura, pueden probar de dormir en tipis anclados en el suelo en la costa sur de Portugal (Tipialgarve.com). No son pequeños, no, y la comodidad está asegurada. Sólo hay que verlo. Y si su opción es flotar sobre el agua, tiene los hoteles nómadas, ecológicos y rústicos compuestos por balsas flotantes en los lagos de Bélgica y Holanda (hotelesoriginales.com/hoteles-camping-raft-balsas-en-lagos). En el texto adjunto encontrarán más webs con alojamientos, así como casas rurales.

Leer más: http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20130607/54374768180/turismo-ecologico.html

 

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