Una dieta depurativa implica la eliminación de residuos del cuerpo, y cuando decimos esto no sólo nos referimos a la limpieza intestinal ó del riñón, sino también de la sangre y los tejidos, por lo que el tema puede ser muy extenso. No obstante y de cara al verano, vamos a centrarnos en los procesos depurativos que nos permiten eliminar líquidos, toxinas y algo de peso. En las dietéticas y tiendas especializadas, tenemos a nuestra disposición multitud de productos que puedan ayudarnos en este campo, unos dedicados a la limpieza de sangre, otros a los tejidos, otros a los ayunos, etc. por tanto, en general cada uno puede seguir un ritmo concreto en función de su necesidad.
La mayoría de las dietas depurativas están basadas en el ayuno o la limitación en la ingesta a cierto tipo de alimentos, pero todas ellas tienen el inconveniente de que lo que se pierde con rapidez, se recupera con facilidad, tanto las toxinas como el ritmo intestinal, etc. (a menudo se incluye también el peso, que se pierde y se gana rápidamente también). Hay que tener presente que una dieta depurativa no debe hacerse únicamente buscando una perdida de peso, aunque el efecto adelgazante esté presente.
La principal dieta depurativa es el ayuno y su función es principalmente la limpieza, (no la pérdida de peso, para lo que es más recomendable ponerse en manos de un nutricionista). La depuración por ayuno se suele ayudar de tisanas medicinales, tales como alcachofera, cola de caballo, frángula, llantén, o bardana, que ayudan a limpiar con más facilidad el hígado, riñón, intestinos, etc. Además de ortiga verde y diente de león que lo hacen en la sangre y linfa. Si se trata de una depuración sin ayuno pero con ingesta restringida, además de fruta y tisanas, deben tomarse aquellos alimentos sanos que nos permiten depurar y no ensuciar el organismo, tales como las verduras y ensaladas. Especial importancia cobrar aquí los caldos de las verduras por su acentuado carácter limpiador, reconocido a lo largo de los tiempos por todos los especialistas.
Independientemente de lo anterior es conveniente recordar que no se trata sólo de limpiar sino de no volver a manchar, eliminando aquellos alimentos que pueden ensuciar el organismo, bien porque se toman en exceso o bien porque por si solos lo hacen. Un ejemplo de estos últimos serán el café y las bebidas alcohólicas, aunque se puede tomar un vinito en las comidas. Lo razonable es que si se toman suficientes líquidos a lo largo del día (caldos, potajes, ensaladas, frutas, etc.) no se debe tomar más agua que aquella que la sed demande. No obstante y teniendo en cuenta que estamos hablando de depurar, es conveniente que el principio se beba un líquido que nos ayude, por ejemplo, una infusión de achicoria fresca ó fría, como refresco, a intervalos y a lo largo del día, independientemente de las infusiones programadas en la dieta que estamos siguiendo.
La limpieza del organismo, también exige la eliminación de alimentos blancos, como el arroz blanco, las pastas y harinas blancas, el azúcar y la sal blanca. Aunque puedan introducirse de un modo limpio, sin abusar, entre los aceptables siempre y cuando sean integrales, azúcares morenos orales completos. Cuando hacemos una dieta limpiadora, lo normal es que el cuerpo “limpie”, y para limpiar puede provocar alguna diarrea al principio, y también que orinemos más. No obstante, esto que se toma como “crisis curativa” no debe ser largo, es decir, no se trata de tener diarrea todos los días, peor no asustarse si se tiene uno o dos días porque la diarrea es uno de los sistemas de limpieza del cuerpo.
En muchas ocasiones, aparecen malestares pasajeros como dolor de cabeza, nauseas, e incluso vómitos, que deben desaparecer en un día aproximadamente y que acompañan otros síntomas de la”crisis curativa” mencionada. Si bien se puede aconsejar el uso de lácteos y derivados, en una dieta depurativa no deberían incluirse ya que todos ellos ensucian el cuerpo. Hay que tener en mente que en la mayoría de las veces, se incluyen por el calcio que contienen, pero lo cierto es que este calcio se asimila poco y mal y en cambio el de las verduras es perfecto para el organismo, por lo que en la práctica se puede prescindir tanto de leche como de los lácteos.
Una dieta tipo depuradora genérica, que podrá valer un poco “para todos los públicos”, sería la siguiente:
-Desayuno: Kiwi + leche vegetal + cereales o tostada con aceite.
-Media mañana: fruta sin mezclar (1, 2 o 3 piezas según tamaño y apetito).
-Comida: Ensalada (no más de 3 ingredientes en ella) + arroz, pasta o legumbre. (Se puede combinar en un plato único). Recordar que la pasta y el arroz deben de ser integrales.
-Cena: verdura + carne (blanca), pescado (blanco o azul) o huevos. (En todos los casos sin abusar de la cantidad y nunca fritos ni guisados. Los huevos como máximo dos a la semana, carne 2 veces a la semana, y pescado 3 veces.)
Para algunas personas, lo bueno será sustituir las verduras por su caldo y las frutas por su zumo (especialmente el de pomelo es muy eficaz). Los niños menores de 7 a años y los adultos mayores de 70 pueden añadir a esté menú algún lácteo. Es muy aconsejable consultar con el naturópata antes de iniciar una dieta de ayuno o de depuración, para que nos indique los productos depurativos y los alimentos más recomendables según nuestras circunstancias personales.