Editorial, por Ruth Alday

Hay palabras que en realidad no escuchas, palabras que te asaltan los oídos como un sonido estridente, y por más vueltas que les da el cerebro y la razón, no por ello dejan de sonar horriblemente feas. Cáncer es una de ellas. Aunque últimamente hemos dejado entrar en nuestras vidas - parece que para quedarse- otras igual de malsonantes: crisis, paro, corrupción. Pero a Cáncer es difícil disputarle ese puesto privilegiado en el universo de nuestros temores que se ha ganado a pulso.

Es cierto, le tenemos miedo, pero cada vez menos. Aunque se ha convertido en una de las principales enfermedades de nuestro tiempo, paradójicamente también han aumentado exponencialmente las posibilidades de supervivencia, y los tratamientos son cada vez más efectivos, más precisos, menos dañinos. Incluso algunas veces, ante una noticia positiva en la prensa o la televisión, casi parece que tenemos al alcance de la mano domar a la bestia. Sin embargo, en mi humilde opinión y sin quitar importancia a los enormes avances científicos en la lucha contra esta enfermedad, creo que en los últimos años el GRAN avance está en la actitud de pacientes y profesionales de la salud a la hora de enfrentarse a ella. Se van abriendo puertas: a considerar los aspectos emocionales del cáncer tanto en su origen como en su tratamiento, a valorar la terapia nutricional como una herramienta de gran eficacia, a aprovechar lo que pueden ofrecer las terapias alternativas... en resumen, a pensar en el paciente desde una prespectiva holística, que permita tratarle desde todas las vertientes. El concepto de Oncología Integrativa va cobrando fuerza, gracias a personas como Juan Serrano y Teresa Ferreiro, nuestros colaboradores en el artículo central de este número, capaces de andar por caminos distintos al convencional y compartir con nosotros su vivencia.

La idea de que lo emocional (entendido como desequilibrio) interviene en el desarrollo de las enfermedades no es un concepto exclusivo de la Oncología Integrativa. La visión de la persona enferma teniendo en cuenta su entorno, alimentación, estado emocional y circunstancias vitales, siempre ha estado subyacente en las terapias alternativas y en la medicina “natural”. Y es un concepto que, ampliamente demostrada su valía, esperamos que esté cada vez más presente para la medicina alopática, sobre todo ahora que nuestro sistema de salud se enfrenta a una durísima prueba y muy probablemente tenga que replantearse sus métodos para poder ser eficaz con menos medios económicos.

Porque realmente, como explica Montse Bradford en su artículo sobre la alimentación y las emociones, nuestro sentir está implícito en todos los aspectos de nuestra vida. ¿Cómo no va a influir entonces en nuestro estado físico?. Por eso resulta vital reconocer nuestras emociones y convivir con ellas. En este número iniciamos una colaboración con Louise L.Hay, mundialmente conocida como una de las precursoras de los métodos de autoayuda y reafirmación positiva. Darío Salas, Maria José de Trueba y Hari Dass también nos invitan en sus artículos a profundizar en nosotros mismos de una u otra forma. Tal vez resulte un propósito ideal ideal al que dedicar energía esta primavera.

Esta revista primaveral viene llena de temas variados; cómo introducir los vegetales en la alimentación infantil, consejos para acabar con la celulitis con productos naturales, recomendaciones para evitar los problemas de próstata... y para los más animados, ¡hasta ideas para redecorar la casa o el jardín con palés reciclados. Esperamos que entre todas estas lecturas, encontréis la que os ayude a entrar en la primavera llenos de vitalidad y energía positiva.

Ruth Alday . Directora de Vida Natural.