Volvemos a sentir el calor sobre nosotros y dejamos de encogernos para abrirnos a esta nueva oportunidad de sentir desde fuera, exteriorizar lo que va surgiendo y a la vez renutrir nuestras raíces con tierra fresca. Así también es el elemento madera en Feng Shui: aquel que aprovecha lo que nos ha ido dando forma, lo que se ha ido fraguando para ahora salir al exterior.
En los baguas este elemento tiene que ver con los ancianos, con el pasado, con nuestros ancestros no sólo a nivel familiar sino también a nivel de ideas. Alguien perteneciente a este elemento se nutrirá con facilidad de vistas extensas de bosques pero en una gran ciudad ya podemos apañárnoslas con un póster porque si no es bastante difícil. Sin embargo los muebles de madera –por distinguirlos de los metálicos o de los de cristal- sí pueden aportar esa nutrición de la que hablábamos.
En el aspecto cromático, a este elemento le corresponden básicamente los tonos verdes, porque los tonos marrones pertenecen al elemento tierra, del que hablaremos en otra ocasión. El elemento madera es cálido, activo y pragmático, por lo que podemos emplearlo para dar utilidad a las cosas, enseñarnos a vivir y no a quemar los cartuchos de nuestra existencia, darnos un enfoque que no se puede quedar unicamente en ideas, porque a los individuos de tipo madera les gusta participar de primera mano pero sin prisas ni agobios; sin excesos.
Este elemento suele ir acompañado de una economía que le permite hacer cosas para disfrutarlas con comodidad, porque la madera es el más conservador de los elementos. Ya hemos hablado de muebles, color o paisaje pero si estamos decorando un jardín, por poner un ejemplo, las plantas que más ayudan son las leñosas y si son tupidas mejor. Una planta con estas características también refuerza este elemento.
No siempre se pueden usar libremente los elementos madera, porque, como ya hemos comentado en otras ocasiones, unos elementos influyen sobre otros. La presencia excesiva de madera puede desestabilizar al elemento tierra, y alimentar en exceso al elemento fuego, provocando que se nos escape de las manos lo que en principio tenía una función. En las casas a menudo los suelos son de madera por lo que este elemento se satura con facilidad y para evitarlo debemos reforzar los colores claros, el metal, los elementos fríos. De toda la vida para calentar una habitación se cambiaba el terrazo por parquet. Es ese calor de la madera el que también se transmite a las cosas que hacemos y que nos permite disfrutar.
Para que la economía, el aprendizaje de la vida, y la comprensión de lo vivido realmente nos sirvan para algo, este elemento debe aparecer pero (como siempre decimos y volvemos a insistir) no debe predominar. Se trata de buscar un equilibrio. Todos los elementos deben estar presentes en un espacio, independientemente de aquel que prevalezca. Los excesos son malos, aun cuando sea precisamente ese elemento el que nos nutra. Todo tiene su justa medida y es conveniente no sobrepasarla so pena de que veamos nuestras fuerzas mermadas y no podamos aprovechar plenamente las oportunidades que se nos brindan.
Cuando pasamos por una etapa en la que tenemos todo, pero las nuevas oportunidades se nos escapan porque las percibimos cuando ya es demasiado tarde, es conveniente comprobar si hay un exceso del elemento madera en nuestro entorno, y reducirlo quitando adornos, plantas, y a veces incluso muebles, para que la vida y nosotros viajemos al mismo compás.