Con el paso de los años tienen lugar toda una serie de cambios a distintos niveles del organismo que derivan en una función disminuida o alterada de diversas funciones orgánicas y que el individuo percibe como un signo irrefutable de ‘envejecimiento’. Algunos de los cambios que se hacen más patentes son:
– en la piel: adelgazamiento, pérdida de flexibilidad y elasticidad, así como menor hidratación y turgencia.
– en el cabello: alopecia androgénica (caída de cabello), especialmente en varones, aunque en menor medida también puede darse en mujeres.
– en la vista: vista cansada, pérdida de agudeza visual, degeneración de la retina o mayor presión intraocular.
– en el cerebro: pérdida de funciones cognitivas a partir de cierta edad (variable según cada persona), menor concentración y en definitiva, una menor agilidad mental. En algunos casos se llegan a dar deterioros neurodegenerativos de una cierta entidad (ej. Alzheimer).
– en el sistema cardiovascular: fruto de un ‘estrés oxidativo’ presente durante toda una vida junto con unos hábitos no siempre saludables, el sistema cardiovascular muestra a menudo claros síntomas de deterioro a distintos niveles (ej. hipertensión, arritmias, problemas circulatorios, cansancio, etc.) variables según los individuos y sus circunstancias intrínsecas y extrínsecas.
+ a nivel óseo: pérdida de masa ósea y una mayor fragilidad ósea asociada.
Se trata por tanto de un ‘peaje’ asociado al paso de los años… Dentro de este contexto las terapias, técnicas y productos ‘antiaging’ (‘antienvejecimiento’) están emergiendo con fuerza, en un intento de ofrecer posibilidades para ralentizar o revertir ese deterioro natural en células y tejidos y borrar ‘en parte’ las huellas del paso de los años. A través del presente artículo se van a analizar algunos perfiles de complementos alimenticios que pueden aportar un soporte al organismo en nuestra lucha contra los efectos inexorables del tiempo.
Estrés oxidativo y antiaging
Dentro del proceso de desgaste y envejecimiento celular, juega un papel clave el ‘estrés oxidativo’ cuyos actores protagonistas son los famosos ‘radicales libres’ (RL). Diariamente nuestro cuerpo es bombardeado por infinidad de RL provenientes del exterior (a través de pesticidas, metales pesados, conservantes y demás sustancias químicas de nuestro entorno que pudieran acompañar a los alimentos; así como partículas o contaminantes inhalados (humo de coches, tabaco etc.) y del interior (producidos por nuestras propias células fruto de su actividad metabólica habitual).
La producción de RL provoca ‘oxidación’ que es sinónimo de deterioro y para contrarrestarla, es necesario aportar ‘poder antioxidante’. Esto último se consigue a través de la ingesta de alimentos o suplementos ricos en determinadas vitaminas, enzimas, etc. El problema es que debido al modo de vida actual, nuestra dieta diaria a menudo no aporta suficiente poder antioxidante como para contrarrestar los efectos del bombardeo oxidante al que somos sometidos a diario.
Es por ello por lo que el uso de suplementos alimenticios específicos gana especial relevancia como medio para poder hacerle frente al envejecimiento celular. Antes de empezar…Son muchos los perfiles de productos que podrían aportar su ‘granito de arena’a la hora de actuar contra el envejecimiento, aunque ninguno por sí sólo va a tener efectos extraordinarios…¡los milagros no existen!
Si uno quiere entrar en la ‘carrera’ por la lucha ‘antiaging’ va a tener que emplearse a fondo, de manera continuada, desde muchos ‘frentes’, tratándose por tanto de una estrategia a largo plazo y no cosa de un par de meses. Antes de iniciar una terapia ‘antiaging’ basada en la toma de suplementos alimenticios, se antoja necesario adoptar como mínimo 3 medidas como son:
• Implantar hábitos dietéticos saludables y ejercicio regular: abundantes frutas y verduras; no abusar de carnes y a poder ser que sean magras (ej. pollo, pavo, ternera); pescado azul. Fuera embutidos, grasas saturadas o trans, golosinas, bollería industrial, bebidas gaseosas, minimizar lácteos, etc.; eliminar tabaco y alcohol, etc. En definitiva, adoptar lo que todos entendemos por hábitos saludables. Lo que somos por dentro y por fuera es, en gran medida, función de lo que comemos, con lo cual este tipo de hábitos han de formar parte del punto de partida en la carrera ‘antiaging’. Todo esto deberá estar acompañado de la realización de ejercicio regular (como mínimo andar 30 minutos diarios).
• Realizar una limpieza hepática: el hígado es el órgano depurador del organismo por excelencia y por tanto, su cuidado va a revertir en una mejor eliminación de las toxinas del organismo. Cuando el organismo no es capaz de depurar debidamente, pueden aparecer dolores de cabeza, problemas digestivos, cansancio, sarpullidos o erupciones cutáneas, etc. Por tanto, hay que tomar nota importante de este aspecto. Algunos ingredientes a buscar a nivel de suplementos son: cardo mariano, boldo, desmodium, alcachofa, rábano negro, diente de león, así como levadura de cerveza líquida o revivificable (cápsulas).
• Realizar una puesta a punto intestinal: una flora intestinal saludable actúa de barrera, impidiendo el sobre-crecimiento de posibles microorganismos hostiles que pudieran comprometer nuestro bienestar. Por tanto, es fundamental ‘sembrar’ nuestros intestinos con probióticos y prebióticos saludables. Algunos ingredientes a buscar a nivel de suplementos son:
Fructooligosacáridos (FOS), preparados de lactobacilos y bifidobacterias en ampollas, cápsulas o sobres.
Una vez hecho lo anterior, contaremos con un ‘terreno’ de partida mucho más propicio para aprovechar de manera más efectiva las bondades de algunos de los suplementos que pueden utilizarse a nivel ‘antiaging’, y que aparecen descritos en la tabla de este artículo.
Es importante tener presente que no existe un producto único que pueda aportar un efecto antiaging global, sino que hay que aportar elementos de apoyo desde muchos frentes y no solo eso, sino que se requiere alternar su toma durante tiempo y todo ello acompañado de unos hábitos saludables. Por tanto, el apuntarse a la moda ‘antiaging’ requiere un esfuerzo y dedicación expresa, más allá del día a día habitual. Por último cabe apuntar que, por lo general, hay una tendencia muy acusada a localizar los esfuerzos ‘antiaging’ en la piel, a través de la aplicación tópica de cremas y demás tratamientos estéticos.
Sin lugar a dudas, la piel es quizás el espejo más visible de nuestro estado de ‘aging’… Ahora bien, la aplicación tópica de cremas y demás tratamientos resultará insuficiente si no se acompaña al mismo tiempo de elementos de apoyo que actúen desde dentro del organismo. Por tanto, siempre habrá que tener presente que la búsqueda de una estrategia antiaging, va a necesitar contemplar tanto el ‘exterior’ como el ‘interior’ del organismo. De manera más específica y según distintas zonas corporales, una suplementación ‘antiaging’ debería cubrir los siguientes campos:
PIEL y PELO
DHA, Betacaroteno, silíceo, zinc, lisina, prolina, MSM.
VISTA
DHA, luteina, vitamina A, E y C, selenio, zinc, cobre, taurina, antioxidantes (resveratrol, mirtilo, ácido lipoico).
CEREBRO
DHA, vitaminas grupo B y L-glutamina.
CARDIOVASCULAR
Ácido lipoico, CoQ10, SOD, rutina, arándano azul, resveratrol, ginkgo, vitamina C y bioflavonoides
OSEO
Isoflavonas (soja, cimífuga, trébol etc.), Vitamina K2 (menaquinona), calcio, boro, magnesio y vitamina D.
ARTICULACIONES
Condroitín sulfato, sulfato de glucosamina, colágeno, MSM y ácido hialurónico, además de vitamina C.
MÚSCULOS
Aminoácidos, colágeno, silíceo orgánico y magnesio.
*DHA: ácido docosahexaenoico; MSM: metil sulfonil metano; CoQ10: coenzima Q 10; SOD: superóxido dismutasa.
NOTA: en todos los casos es interesante tomarse por temporadas, un preparado multivitamínico y de mutiminerales o alternativamente, un preparado a base del alga Spirulina.