La oligoterapia se basa en el uso de los oligoelementos, que son elementos minerales presentes en nuestro organismo en concentraciones muy bajas, pero esenciales para el correcto funcionamiento de las reacciones metabólicas de nuestro organismo. Su principal función es la de catalizar reacciones químicas, es decir, facilitan el trabajo de las enzimas, que son las encargadas de realizar dichas reacciones, cuyo conjunto constituye el metabolismo de nuestro cuerpo. Por ello su valoración es cualitativa y no cuantitativa, y sólo son necesarias mínimas dosis fisiológicas para que actúe como un catalizador. Que actúe como un catalizador significa que esa respuesta cofactorial mencionada no va a provocar por si mismo respuesta, pero que debe estar presente para que esa reacción se produzca.
La historia de la oligoterapia comienza en 1890 con Gabriel Bertraud, que trabajando con el Aspergillus Níger descubre la importancia del manganeso. Aunque la base de terapia con oligoelementos no se asentó hasta 1935, con J. Menétrier, quien realizó los estudios clínicos que son su base actual. La palabra oligo significa poco, mínimo, aludiendo su cantidad tipo micro y que en algún tiempo se utilizó para designarlos como microelementos, y hoy día otra denominación es la de elementos-traza. Todas ellas inducen a pensar en las cantidades pequeñísimas que se utilizan.
Aunque es susceptible de ser utilizada en procesos orgánicos, su ámbito básico de aplicación es la llamada medicina funcional, en la que la función del órgano (u órganos) está alterada, pero no existen daños orgánicos. La medicina funcional sigue algunos criterios diagnósticos aunque en Naturopatía se utiliza en base al proceso. Estos criterios básicos son:
– Anatopatológicos (no orgánicos).
– Clínicos (sintomáticos).
– Evolutivos (siempre que exista reversibilidad).
– Etiológicos (cuando es inespecífico el elemento desencadenante).
– Biológicos (alteración del ciclo biológico).
Su utilidad ha quedado ampliamente demostrable (aunque la medicina alopática, lo ponga en duda) en infecciones, inflamaciones, alergias, asmas, disfonías neurovegetativas, disfunciones orgánicas etc. A menudo los oligoelementos se mezclan con plantas, homeopatía, etc., pero en este caso no puede utilizarse como catalizadores. Por lo tanto un oligocatalizador debe prepararse sin aditivos tipo y deben ser sales orgánicas ionizadas débilmente, sin toxicidades y de fácil integración fisiológica.
Un oligoelemento puede ser utilizado como elemento base, como por ejemplo, el fósforo que se utiliza en procesos paratiroideos, o el bismuto en procesos de garganta o el azufre para la piel. A menudo se usan sus combinaciones, y en estos casos se suelen asociar a los síndromes generales. Los síndromes básicos son:
– Hiperreactivos de rápida respuesta.
– Hiporreactivos de lenta respuesta.
– Distónico con altibajo.
– Anérgicos con muy poca energía.
– Neuroendocrino con alteraciones básicamente endocrinas y nerviosas.
Un síndrome hiperreactivo se caracteriza por su rápida respuesta, es emprendedor y se encuentra mejor a medida que va pasando el día y también tras el ejercicio físico. Intelectualmente suele ser disperso, son nervioso, enérgicos, irritables, poco perseverantes. Autoconfianza alta y optimistas. Su oligoelemento base es el manganeso.
Tienden a tener migrañas, eccemas, HTA, taquicardias, gota, hipertiroidismo y procesos genitales. El síndrome hiporreactivo tiene poca resistencia, necesita descanso tras el ejercicio, en la noche no tiene fuerza, tiene mejor rendimiento por la mañana que por la noche.
Tiende a ser calmado, metódico, frío, constante, reflexivo, pesimista, si se fatiga se pone nervioso e irritable y le falta motivación. Su oligoelemento es el manganesocobre. Tiende a tener infecciones, estreñimiento, hipotiroidismo, anemia, retraso en el desarrollo (de niño), laxitud ligamentosa, acne, psoriasis, lipotimias, enuresis.
El distónico presenta altibajos, ansiedad, nerviosismo y alta emotividad, que le conducen al insomnio, euforia nocturna, pérdidas de memoria y tendencia depresiva. Su oligoelemento es manganeso-cobalto. Tiende a alteraciones circulatorias, artritis gástricas, disfunción de la libido, nefritis, ansiedad, depresión.
El anérgico presenta vitalidad disminuida con astenia diaria, insomnio (a menudo con pesadillas), indiferencia pro las cosas de la vida y la vida misma que puede llevarle al suicidio. Su oligoelemento es cobre-oro-plata. Su tendencia patológica, va ligada a infecciones fuertes, depresión, reuma degenerativo, leucemia, cáncer, envejecimiento drástico.
Finalmente el síndrome neuroendocrino, además de las alteraciones endocrinas, presenta fatiga intelectual con falta de concentración, somnolencia post-pandrial, melancolía, bulimia, etc. y se suele dividir en 2 síndromes:
– Hipófiso genital (con enuresis, impotencia sexual, procesos prostáticos). Su oligoelemento es el zinc-cobre
– Hipófiso pancreático (diabetes, obesidad, procesos de piel, uñas, cabellos, etc.). Su oligoelemento el zinc-cobre.