Texto: Dr. S. Jorge Cruz Suárez
En el ser humano, como en los demás seres vivos, tiene lugar contínuamente un proceso de regeneración natural donde células más jóvenes y vitales sustituyen a otras viejas o sin vida. Esto hace que cada cínco días se produzca la renovación de la mucosa del estómago y el epitelio intestinal; cada mes y medio las células de nuestro hígado han sido sustituidas por otras; en mes y medio también se ha renovado toda la piel; y en tres a cuatro meses toda la sangre y hasta nuestro esqueleto óseo.
En menos de un año se habrá renovado totalmente el 98% de la composición de nuestro cuerpo. Podemos literalmente transformar nuestra salud si acompañamos este proceso de regeneración natural con el aporte a nuestro organismo de alimentos y bebidas de alto contenido en nutrientes esenciales, a la vez que facilitamos la eficacia de nuestros órganos de excreción para la eliminación de desechos metabólicos.
Recientes investigaciones han constatado, por ejemplo, que privarse de una o dos comidas al día, o lo que es lo mismo ayunar, o seguir dietas levemente hipocalóricas, favorece la regeneración celular mediante el estímulo de los mecanismos bioquímicos que reparan las paredes celulares favoreciendo la duración de su vida útil. Se puede afirmar que la salud de una persona depende en gran parte de la capacidad de sus órganos y funciones corporales para eliminar los residuos perjudiciales. Nuestros actos voluntarios son a menudo causa de autointoxicación: tabaco, alcohol, carnes y embutidos, pastelería industrial, frituras, medicamentos,… hasta el ejercicio físico, el estrés, o nuestra propia respiración, generan toxicidad.
También la actividad normal de millones de células que forman nuestro organismo genera sustancias de desecho que excretamos en parte de forma natural a través de los órganos de eliminación de nuestro organismo: el hígado, los riñones, el intestino, incluso los pulmones, la piel, las mucosas y el sistema linfático, son los encargados de la depuración de nuestro cuerpo. Fatiga, lengua cargada, halitosis, orina o heces oscuras, sudor fuerte, problemas de piel, mucosidad, la inflamación, el dolor, disminución de defensas, cambios de humor, dificultades en el sueño, en la concentración, etc., son síntomas que delatan la intoxicación de nuestro cuerpo.
Esta es globalmente la justificación de las curas dietéticas en la medicina naturista y también particularmente la realización de las curas depurativas al inicio de cualquier tratamiento, o como el instrumento más valioso para la prevención de enfermedades de cualquier etiología.