Leí hace tiempo a un autor que decía que el masaje era una técnica beneficiosa porque produce una sensación de bienestar, resulta una forma de tratamiento más tangible que el simple consejo médico y consigue un alivio positivo e inmediato de las molestias, que es lo que le interesa a la mayoría de la gente. Si cogemos cualquier libro de masaje, o miramos en internet, obtenemos muchísimas definiciones. Citando una de ellas: “Masaje es el lenguaje del tacto o de las manos”.
Así, podríamos definir masaje como el empleo de distintas maniobras o manipulaciones manuales (amasamiento, fricción, percusión, presión,…), de una duración, profundidad e intensidad determinada, para obtener los objetivos deseados, que en la mayoría de los casos son: relajar y aliviar las molestias o dolor. Hoy en día se conoce bastante bien los efectos fisiológicos que produce un masaje en los distintos sistemas corporales (tegumentario o piel, muscular, circulatorio, endocrino, digestivo, nervioso…), así como los efectos psicológicos obtenidos. Un buen profesional ha estudiado las bases anatómicas, fisiológicas y energéticas del cuerpo, tiene un conocimiento general de patología que le hace comprender como ha llegado esa persona a ese estado y así puede tomar la decisión adecuada para proponer un determinado servicio de masaje, o derivarlo a otro profesional en caso de que su problema esté contraindicado para el masaje, o requiera de otra técnica de salud. Y llegados a este punto, ¿cuándo viene bien recibir un masaje o quien es el candidato a recibirlo?.
Hace unas semanas una compañera me decía que hoy en día todo el mundo necesita un masaje, vivimos acelerados, vamos a trabajar deprisa, eso de la ergonomía en el trabajo y la paradita para cambiar de postura y relajar esas nalgas que llevan cuatro horas apoyadas en la silla (si es que no estas inmóvil de pie o flexionando y rotando la bisagra) está implementado en tu empresa ¿verdad?, comemos deprisa y mal, descansamos poco, y un largo etcétera. Todo ello nos lleva a un estrés muscular y psicológico que conlleva un mal descanso nocturno, agotamiento, dolor, que ello mismo se retroalimenta y va a más.
Pero bueno, desde luego, el masaje viene fenomenal para aliviar los dolores por contracturas, calambres, espasmos musculares, reumatismos musculares (no en pleno brote), artrosis y dolores periarticulares, esguinces, tendinitis, dolores menstruales… Pero también es excelente para el sistema circulatorio (mala circulación, varices, problemas linfáticos…). Para el digestivo (cólicos, estreñimiento, gases…). Para el deportista, tanto para mejorar el rendimiento, como para prevenir y/o tratar las secuelas de su actividad. En estética. Para tratar problemas emocionales y energéticos… En definitiva, para sentirte mejor. Es muy común que para solventar algún problema se utilicen diversas modalidades o técnicas de masaje en la misma sesión o a lo largo del tratamiento. Vamos a poner un ejemplo: un esguince leve de tobillo, la primera técnica a realizar seria un Drenaje Linfático Manual para bajar la hinchazón, después se realizaría una corrección articular si procede con Osteopatía, Quiropraxía, Ajustes Neurológicos… continuamos con Cyriax para los ligamentos y finalizamos con maniobras de Quiromasaje ó de Técnica Neuro Muscular para “soltar” la parte posterior de la pierna.
En otras ocasiones, por ejemplo para relajarnos, con una única modalidad de masaje como un Californiano, es más que suficiente. Es aconsejable dejarse aconsejar por el profesional, que nos indicará cual es la técnica más efectiva o nos derivará a otro profesional.