El verano llama a la puerta. Es en este escenario donde nos situaremos hoy. Retomando la línea de artículos anteriores en los que marcamos el objetivo de poner, progresivamente, las bases para establecer una alimentación macrobiótica, voy a sugerir un menú macrobiótico sencillo y adecuado para ser llevado a la práctica en el momento actual; en este apetecible ambiente veraniego.
El siempre bien recibido verano
Solo mentarlo nos coloca en otro lugar; en un lugar más liviano, más relajado y apetecible. Sus días largos y su luminosidad parecen servir para disipar las sombras de la vida y enaltecer los deseos de libertad y fluidez. La vegetación exuberante, puesta en pie, honra la marcha estelar del sol en su plenitud, como si la tierra se alzara agradecida hacia el astro rey que le da la vida.
Se diría que, también nosotros animales humanos o no, detenemos nuestro ritmo y levantamos la cabeza del empeño cotidiano, dedicando parte de nuestro estar a ensalzar su magnífica presencia. Perseguimos su luz y su calor, nos tendemos ante él, festejamos con hogueras su existencia y de dedicamos más horas del día que en ningún otro momento del año a modo de homenaje estival.
Durante el verano, la temperatura cálida brinda un espacio de seguridad que nos permite bajar la guardia y abrirnos al exterior. Invita a salir de la guarida, a mostrarse y a intercambiar; ofrece un espacio de asueto y de extroversión que propicia multitud de fiestas y reuniones en todas las comunidades.
La benevolencia climatológica crea un estado de tranquilidad que afecta de modo directo al pensamiento, al comportamiento y al estado de ánimo. Y esta situación está soportada en la propia fisiología y en las características de la relación del organismo con el medio en el que habita. Ahora la temperatura ambiental se aproxima a la del cuerpo con lo que las exigencias que conlleva el imprescindible control térmico están muy mermadas y dejan un margen importante de no estrés que permite cierta despreocupación.
Por otro lado, la comida es abundante y la naturaleza provee de hojas frescas, raíces jugosas, bayas y frutos maduros y nutritivos que pueden ser cosechados sin temor a las inclemencias del tiempo. También los animales procrean y vivimos una energía de expansión. Es obvio que en este contexto de abundancia las necesidades son diferentes de las propias de épocas frías.
El organismo en el verano
No debemos olvidar que, incluso en verano, el organismo en su conjunto tiene que seguir funcionando de igual manera; el corazón ha de latir, el riñón ha de filtrar, el pulmón ha de intercambiar oxígeno y anhídrido carbónico, el digestivo ha de seguir obteniendo nutrientes, los sistemas endocrino o nervioso o circulatorio han de cumplir con su tarea a cada instante, al igual que cada uno de los órganos y tejidos, sea la piel, los ojos, las uñas o el cerebro. Tanto la óptima función individual como la perfecta sincronía del sistema en su conjunto son de absoluta prioridad. Por tanto, los aportes básicos estarán presentes de manera ineludible para asegurar el abastecimiento sin deficiencias y la óptima nutrición de cada célula corporal. Habremos de preservar la calidad de la dieta cotidiana.
Propuesta de menú macrobiótico
La propuesta de menú la iniciaré con la preparación de una sopa ligera en la que aportar un condimento medicinal que preludie una buena digestión. Elegiré como base unas verduras de temporada, como la Cebolleta de ella aprovecharemos también las hojas verdes por su riqueza en vitaminas-minerales y porque la energía que portan nos proporciona flexibilidad y adaptabilidad. La acompañaremos con alga Dulse, una tierna verdura de mar muy apropiada para el verano, fuente de abundantes minerales y vitaminas y especialmente rica en hierro.
Con esta base… ¡Manos a la obra! Limpiaremos y picaremos la cebolleta y sus tallos verdes y los rehogaremos en un poquito de Aceite de Oliva virgen extra (no más de una cucharita de postre) durante uno o dos minutos. Entre tanto, pondremos un puñadito de alga en una taza y la cubriremos con agua, dejándola remojar 3 o 4 minutos; luego la picaremos. Para hacer el caldo, se agregará agua sobre la cebolleta y se calentará, dejando hervir 10 minutos. Aprovecharemos este tiempo para lavar un puñado de Berros o de Rúcula y cortarlos en juliana (a modo de palitos finos o cerillas). Añadiremos al caldo el alga y las hojas picadas, manteniéndolas en hervor 2 minutos más.
Para condimentar vamos a emplear, en esta ocasión, Tamari, agregándolo al puchero en la cantidad adecuada para conseguir un sabor suavemente salado. Retirar del calor y servir caliente, templado o a temperatura ambiente, según preferencia. Como plato de cereal vamos a elegir un arroz integral. Por estar en la época más cálida del año, voy a seleccionar una variedad de arroz más ligera, el Arroz Basmati, por supuesto, Integral; eso es algo innegociable si queremos proteger la salud.
El basmati presenta un grano más fino y alargado respecto a los arroces que usamos habitualmente. Es originario de la India y de Pakistán y se caracteriza, además de por su forma, por su paladar aromático. De hecho, su denominación significa reina de las fragancias en idioma hindi. Adecuado para degustarlo en estos días calurosos de verano. Lo lavaremos y una vez escurrido lo colocaremos en una cazuela junto con agua (el doble de su volumen) y un poco de Sal marina sin refinar. Habrá de cocerse tapado, al inicio a fuego vivo, reduciendo el calor al comenzar a hervir y contabilizando, a partir de este momento, 35 o 40 minutos. Concluido el tiempo, comprobar que ha consumido toda el agua, retirar del calor y dejarlo reposar unos minutos y templar antes de ser servido.
Entre tanto, prepararemos las verduras que nos servirán para completar el plato. Recurriré a verduras diferentes que trataremos con métodos diversos. Por un lado usaremos hojas como la endivia, achicoria y/o cogollos o lechugas; las emplearemos crudas aprovechando su frescor para adaptar el menú a los calores de la época. Simplemente, lavar y trocear. La segunda opción será tomar dos raíces: rabanito y zanahoria. Una vez limpios y troceados los sumergimos en un poco de agua a punto de hervor manteniendo la cocción 1 o 2 minutos. Escurrir y enfriar. Además Chucrut Ecológico o cualquier otra verdura fermentada. El chucrut es col blanca fermentada. Se puede obtener en el comercio biológico o prepararla en casa con un condimento salado. No ha de contener vinagres ni aditivos químicos. Aportará al plato un suave punto ácido además de vitamina C y cuidará de nuestra preciada e imprescindible flora intestinal.
Granos de Maíz ecológico cocido para completar el conjunto
Al momento de servir, mezclaremos las verduras en una fuente y elaboraremos un aliño sencillo, apropiado para este momento del año, a base de Aceite de oliva virgen extra, un poquito de Mostaza ecológica, Vinagre de Umeboshi y Agua o caldo. Verter sobre las verduras y servir éstas junto con el arroz. Coronar con un puñadito de Almendras naturales ligeramente tostadas y picadas.
El aporte de proteína vendrá en este caso de la mano del Tofu; este preparado se obtiene a partir de granos de soja amarilla triturados, hervidos y cuajados con una sal de magnesio. Es un alimento muy refrescante, de paladar suave y rico en proteínas, libre de grasas y colesterol y, por ser ecológico, libre también de aditivos químicos o medicamentosos. Se comercializa bajo presentaciones diferentes en función de su firmeza y de los aderezos que se hayan empleado en su elaboración.
Para este menú macrobiótico veraniego voy a emplear un mix de tofu firme en sus versiones natural y ahumada; así que tomamos media porción de tofu ahumado y otra media porción de tofu natural y las desmenuzamos en un plato, por ejemplo, chafándolas con un tenedor; lo reservamos. En una sartén manchada con un poquito de aceite virgen, vamos a saltear Puerro o Cebolla fresca, picado en cuadritos, con una pizca de sal marina durante 4 minutos. Encima dispondremos trocitos de Calabacín, el tofu desmigado, Salsa de soja-Tamari, un fondo de agua y un poco de Perejil fresco. Lo dejaremos cocer durante 15 minutos cuidando que no se seque demasiado. Al finalizar, opcionalmente, se puede condimentar con un poquito de Cúrcuma en polvo que le prestará su intenso color amarillo. Así tendremos ya dispuesto un delicioso Revuelto de Tofu y Calabacín.
Como cierre de comida un Té Bancha puede ser una buenísima opción. Naturalmente desprovisto de teína, es apto para cualquier hora del día, tanto en comidas como en cenas, y ofrece la posibilidad de ser consumido caliente o fresco según preferencia. Se preparará con él una infusión más o menos suave en función de la preferencia individual. Si el plan es pasar el día en la playa o el monte, esta composición resulta muy fácil de transportar; en lo culinario, da un buen resultado si se consume a temperatura ambiente; en lo nutricional, aporta los nutrientes necesarios para cubrir la actividad de la jornada. Este menú es, además, perfectamente adecuado para las personas afectadas de enfermedad celíaca; para ellas la macrobiótica es una herramienta ideal que les ofrece una amplia gama de alimentos de primera calidad y una interminable relación de recetas y preparaciones deliciosas y libres de gluten. Buen provecho.