Aplicar la terapia cráneo sacral está en manos de cualquier persona que haya recibido la formación adecuada y (aquí está el problema) tenga la sensibilidad necesaria. Es una técnica relativamente reciente, y que ha sido muy controvertida a lo largo de los años, aunque actualmente se extiende a considerarla válida por la medicina alopática oficial. Se basa en la existencia de un ritmo/pulsión del líquido cefalorraquídeo y que provoca contracciones y dilataciones en el cerebro. Así como el ritmo respiratorio y el cardiovascular (que en su día, también estuvieron en entredicho) pueden ser detectados, también, en posible detectar el craneal con una salvedad importante, así como el circulatorio/respiratorio se modifican por las emociones y tensiones, aumentando o disminuyendo, el craneal, se mantiene estable, en estas circunstancias.
La terapia consiste en aplicar una presión suave con las manos, que pone en funcionamiento de forma natural el sistema de curación del cuerpo. Y se utiliza en una amplia gama de trastornos, aliviando los síntomas de procesos tan dispares como fatiga, estrés, lesiones medulares, procesos de columna, aprendizaje, autismo, etc. En general, porque mejora el sistema defensivo y aporta equilibrio físico y mental, calidad de sueño y vitalidad general. ¿Por qué funciona esta terapia? Un terapeuta entrenado y sensible percibe los ritmos que el sistema cráneo-sacro transmite a todo el organismo a través del sistema de fascias que envuelvan cada órgano, músculo, etc. Es evidente que cuando por una emoción, golpe, enfermedad, etc., el sistema en entredicho se contrae o expande, se altera la función orgánica y por lo tanto la función terapéutica pasa por volver al flujo normal de energías en el organismo, al eliminar la disonancia de la contracción o expansión.
El sistema cráneo-sacro, tiene como misión mantener el medio en el que el sistema nervioso central trabaja y está formado por las membranas de las meninges y los huesos en que se insertan y el líquido cefalorraquídeo que protege el cerebro y la médula espinal (ya que el sistema nervioso central contiene el cerebro y la médula, es fácil deducir su influencia en múltiples funciones además de la pelvis y el sacro. El ritmo cráneo sacral se puede evaluar y corregir a través de la palpación y la determinación de estado de salud y vitalidad del individuo depende de la potencia y calidad del impulso.
Parte fundamental del trabajo, son los “puntos de quietud” o “stillpoint” que tienen un efecto relajante y activador de las fuerzas curativas. Manejar el llenado (ensanchamiento lateral) que se produce en la flexión y el vaciado (acortamiento lateral del cráneo) que se produce en extensión del cráneo que están sometidos a un ritmo de 6/12 movimientos por minuto es el objetivo de la terapia cráneosacral (Normalmente, se consideran 8-10 pulsaciones por minuto como lo ideal).
Movimientos más amplios, como 15-17 pulsiones se consideran como aceleraciones del funcionamiento en el que el sistema nervioso simpático acidifica el organismo, se incrementa la tensión y se producen espasmos musculares. Por lo mismo, ritmos de 8-6 etc. se interpretan como estados de languidez, dificultades de reacción, estado de tristeza y se precisa más tiempo para la recuperación. Si los ritmos son aun más altos ó bajos, se interpretan como estado de ansiedad o depresión respectivamente.
El líquido cerebroespinal es producto de los ventrículos cerebrales y circula por todo el cuerpo debido a los impulsos rítmicos craneales y recorre el centro del cerebro y la médula espinal y las raíces nerviosas de la columna vertebral bombean el liquido cerebroespinal a todo el organismo, lo que equivale a decir algo esotéricamente mantenido: que las energías mentales recorren todo el cuerpo y llevando con ella sus modelos constituye la forma física.
En cualquier caso, lo evidente es que cuando el terapeuta relaja al trabajar las zonas del cráneo. El organismo se ajusta por sí solo. El terapeuta pone especial énfasis en zonas concretas que reflejan e organismo y sobre todo en aquellos que tienen un a relación directa, como el suelo perineal, el extremo superior del sacro y de la pelvis, el diafragma y el canal torácico, además de la base del cráneo. Un dato a tener en cuenta es que el ritmo craneal tiende a mantenerse estable y solo cambia con el paso de grandes períodos. Así bien, como hemos dicho varía entre 6 y 12 ciclos por minuto, entre las personas, pero un individuo que tenga 8c/m permanecerá estable la mayor parte de sus vidas, al margen de las actividades que tenga o de improntas emocionales a diferencia del circulatorio y respiratorio. La terapia consiste en eliminara las restricciones físicas del ritmo craneal, especialmente de las suturas óseas para que el cerebro y sus ventrículos, se expande y relaje de forma estable.