Son numerosas las ocasiones en las que se ha citado la importancia del uso de las plantas medicinales a lo largo de la historia. Los Remedios Naturales han supuesto tiempo atrás el único recurso del que disponían los médicos; lo que originó una gran preocupación por el conocimiento de las especies vegetales y de sus propiedades, así como el interés por descubrir nuevas técnicas de cultivo, y nuevos modos de cosecha y de conservación, con el fin de mantener o potenciar su efecto.
Este atractivo se vio frenado en el siglo XIX, cuando el desarrollo de productos de síntesis despertó un nuevo interés, relegando el uso de las plantas a un segundo plano. Pero pronto la química comenzó a fijarse en los productos naturales, desarrollando el concepto de principio activo. El principio activo es la sustancia o sustancias presentes en las plantas y que son responsables mayoritarios de su actividad biológica. No es mi fin en este artículo hablaros de la historia de la medicina natural, ni de las propiedades de alguna planta.
En esta ocasión el objetivo es mostraros el proceso de cómo una planta, hoja o raíz es convertida en una cápsula o comprimido, y deducir con ello la efectividad de las nuevas formas de administración.
DE LA PLANTA AL EXTRACTO
De la misma manera que la manzana o naranja que comemos, la calidad de las preparaciones herbarias, comienzan desde el campo. El control sobre el cultivo, la plantación, el crecimiento, las condiciones climáticas y el proceso de recolección, son factores directos de la calidad del producto. De todos estos procesos, es quizá la recolección uno de los más importantes.
Conocer la parte a recolectar -no todas las partes de las plantas contiene los principios activos de interés- y el momento en el que las plantas poseen la mayor concentración de principios activos aseguraran la obtención de una materia prima de calidad. Una vez recolectado las plantas o sus partes, comienza una serie de procesos importantes para fijar las propiedades que tenían en el momento de recolección: secado, selección, corte, mezcla, pulverización y tamizado. El fin, conseguir un polvo seco, uniforme y de calidad.
CÓMO CONCENTRAR LOS PRINCIPIOS ACTIVOS
Una vez que se ha secado la planta, es interesante extraer y preparar los principios activos de las plantas, eliminando así, las partes inertes que no aportan ninguna propiedad al preparado. Existen numerosas técnicas, las cuales van a depender de la planta, de los principios activos y de las propiedades de los mismos:
• Tisanas: Son aquellas extracciones en las que se utiliza el agua para extraer el principio activo. Según la textura o los componentes existen varios procedimientos (ver apartado inferior Clases de Tisana).
• Tinturas: Los principios activos se extraen mediante una maceración pero en esta ocasión se utiliza el alcohol como disolvente. Con esta forma, 5 gramos de tintura equivale a un gramo de planta pulverizada (5:1).
• Extractos: En esta presentación, los principios activos de las plantas son concentrados. El primer paso consiste en extraer los principios activos de las plantas pulverizadas, para ello generalmente se utiliza alcohol –o combinación de alcohol y agua- El siguiente paso, consiste en la concentración de los extractos, para que esto sea posible es necesario evaporar el disolvente, a una temperatura inferior a 50º C y someterlo al vacío. Según su textura se pueden diferenciar varios extractos (ver apartado inferior Tipos de Extractos).
LA CALIDAD DE LOS PREPARADOS
El interés, que los preparados herbarios, han recobrado, se debe en gran medida al desarrollo y perfeccionamiento de técnicas de análisis de las plantas y los extractos vegetales, asegurando así, la calidad de los productos resultantes. Con estas técnicas se permite conocer la presencia y la cantidad de principios activos de las plantas. Para asegurar la calidad de un extracto y, por tanto, la del producto final, es importante que este estandarizado y titulado.
Un extracto titulado: es aquel extracto en el que conocemos la cantidad exacta de principio activo y un extracto estandarizado es aquel en el que nos garantizan la misma cantidad de principios activos independientemente del lote y la fecha de fabricación.
DE LOS PREPARADOS A LAS FORMAS GALÉNICAS
Para finalizar el proceso, sólo queda incluir estas preparaciones en formas galénicas: Jarabes, pomadas, comprimidos y cápsulas son las más representativas. La forma de administración dependerá de muchos factores como la capacidad de disolución del preparado, la finalidad o simplemente las preferencias del consumidor.
Cualquiera que sea el resultado final, lo importante es consumir un preparado de calidad, podemos asegurar que así es, si hemos controlado todos los procesos citados anteriormente. En la calidad esta la distinción.
Clases de Tisana
Infusión – Se hierve el agua y se coloca la planta seca. Reposo de 5 – 15 minutos. Finalmente se filtra.
Decocción – Echar la planta sobre el agua hirviendo durante 5-20 minutos. Finalmente se filtra.
Maceración – Se introduce la planta en agua a temperatura ambiente durante varias horas.
Digestión – Maceración de la planta, pero la temperatura del agua es de 50ºC.
Percolación – El agua atraviesa una columna llena de planta pulverizada.
Tipos de Extractos
Extracto fluido – Se evapora el disolvente (alcohol de 70ºC) ayudado del vacío, hasta estandarizar la concentración 1:1 (1 gramo de planta equivale a 1 gramo de extracto).
Extracto blando – Se elaboran a partir de los anteriores, pero se evapora hasta conseguir una masa espesa. La concentración es aproximadamente 2:1 (2 gramos de planta equivale a 1 gramo de extracto).
Extracto seco – Se elabora a partir del anterior o por liofilización hasta obtener extractos con concentraciones de aproximadamente 5:1 (5 gramos de planta equivale a 1 gramo de extracto).
Extracto nebulizado – Extractos secos obtenidos tras pulverizar gotitas muy finas que se desecan instantáneamente por calor.