¿Has deseado alguna vez encontrar un lugar en el que el silencio, la calma, el descanso y la paz están al alcance de tu mano sin necesidad de hacer nada? ¿Has soñado con conocer y disfrutar de un entorno que te acoge, protege y ayuda a alcanzar el reposo físico y mental? ¿Has imaginado descubrir en esta dimensión un espacio donde la ingravidez y el aislamiento sensorial se convierten en la base de tu bienestar?
Existe una posibilidad única para convertir tus deseos, sueños o imaginaciones en una auténtica realidad. Te preguntarás… ¿cómo? gracias al tanque de flotación, una bañera de estructura futurista que contiene una solución de 600 litros de agua con 300kg de sales Epsom, (sulfato de magnesio, sustancia que se encuentra de forma natural en aguas termales. Es muy diferente a la sal marina o a la de cocinar, que son principalmente cloruro sódico. Se usa por dos razones: aumenta la densidad del agua, lo cual facilita la flotación, y también suaviza la piel) algo que permite experimentar una sensación comparable a la que podemos disfrutar bañándonos en el Mar Muerto o navegando por el espacio. La ingravidez, el equilibrio de temperaturas, la eliminación de estímulos… se trata, en cierta manera, de recrear el ambiente del claustro materno. Esta restricción sensorial desencadena la llamada “respuesta parasimpático”: el mecanismo natural del cuerpo para curarse y regenerarse. Sólo sucede durante la relajación profunda y flotar es el método más rápido, fácil y eficaz de obtener esta reacción y disfrutar de una relajación que se extiende a todos los niveles del cuerpo y así, permite alcanzar estados de meditación profunda, estimulando la concentración, la imaginación e incluso favoreciendo la toma de decisiones.
Flotar “reajusta” el equilibrio bioquímico y metabólico del cuerpo, fortaleciendo su resistencia a los efectos del estrés, enfermedades o lesiones, ya que disminuye la tensión muscular, el pulso, el ritmo cardíaco y el ritmo respiratorio. Al entrar en contacto con el agua que se halla a una temperatura entre 35,5º y 36,5º los sistemas muscular, óseo y nerviosos se relajan en un proceso de distensión que se ha calificado como “liberación de la armadura corporal” produciendo una sensación inmediata de confort y orden interno, como piezas de un rompecabezas que antes de entrar en el tanque sentimos desconectadas y que tras permanecer en él por espacio de 1 hora vamos sintiendo alineadas, observando como las ideas que revolotean en nuestra mente se van organizando de una forma natural.
Entre sus numerosos beneficios se cuentan la mejora de la circulación sanguínea, la disminución de la tensión arterial y muscular, la elongación y alienación vertebral, además de la desaparición de agujetas, cansancio y dolores crónicos (migrañas, lumbalgia, asma, artritis y problemas leves de piel). En consecuencia se genera un estado de bienestar emocional y mental que ayuda a superar fobias, adicciones e insomnio, gracias a la liberación de endorfinas y a la eliminación de los compuestos químicos que produce el organismo en estados de estrés (corticol, adrenalina…). Pasados unos minutos flotando podemos llegar a estados de relajación profunda consciente, estimulando el potencial creativo, la imaginación y la concentración, lo que se atribuye a los períodos de calma, paz y al estado placentero que se alcanza.
Numerosos estudios han demostrado que la relajación que se alcanza flotando puede servir como terapia alternativa (y/o en ocasiones, complementaria) para reducir el estrés y disminuir la ansiedad, así como los dolores continuados. Todo nuestro ser responde de forma inmediata a la retirada de estímulos disfrutando de un tiempo íntimo y absolutamente propio. El mundo queda fuera del tanque esperando a que regresemos a él con ánimo renovado, mayor energía y vitalidad. La relajación, el descanso, el bienestar físico y mental… al alcance de nuestra mano.