Todos lo seguimos llamando “pallet”, pero la Real Academia de la Lengua ya lo ha renombrado como “palé” (aunque los buscadores no encuentren apenas referencias con este nombre). Dicho este apunte, definamos el palé de manera apropiada y conozcamos su origen. El palé es una armazón de madera, principalmente, de pino más concretamente, con una medida de alrededor de un metro cuadrado, que se utiliza como base o soporte para el traslado de cargas mediante unas pequeñas grúas llamadas carretillas elevadoras.
Su origen se sitúa en la Segunda Guerra Mundial, donde se utilizaron en el suministro de las tropas. Pero nosotros nos centraremos en la segunda vida del palé, la que consigue que este maltratado elemento adquiera otras valores. El palé tiene mil usos cuando ya es desechado en el proceso de transporte de carga, aspecto del que pocos productos pueden presumir.
Podríamos decir que es un artículo que multiplica su utilidad después de cumplir la función original para la que se fabricó. Ya existen muchas empresas que se dedican a crear mobiliario a base de palés y consiguen diseñar verdaderas obras de arte que no tienen nada que envidiar a muchos muebles fabricados con madera de calidad. Una vez más, la moda vintage ha ayudado muchísimo a que se reconozca el valor de este tipo de materiales, por su aspecto envejecido y antiguo. El mueble hecho a base de reciclar palés es, por descontado, la apuesta más ecológica que podemos encontrarnos. Es tan económico que nosotros mismos podemos hacer nuestros propios muebles sin apenas gasto alguno, puesto que en ocasiones los propios supermercados regalan los palés que ya no les son útiles.
Como vemos, reciclar palés resulta ser algo muy económico, duradero y sencillo de realizar. Además podemos realizar todo tipo de diseños, a cual más original. Este tipo de material ha calado tan hondo en la decoración que las revistas del sector ya los incluyen en sus propuestas. No sólo constituyen un mobiliario moderno y acogedor, sino que es muy sufrido cuando tenemos niños que juegan y los golpean accidentalmente, o animales de compañía que pueden arañarlos; una ventaja añadida, ¿verdad?
No hay que ser un experto medioambiental para saber que este tipo de reciclaje ayuda a conservar nuestros bosques. La madera es uno de nuestros bienes más preciados y debemos respetarla al máximo, reciclándola o reutilizándola cuantas veces sea necesario. En Brasil ya han tomado buena nota y algunos estudios de diseño crean verdaderas obras de arte con este material. ¿No sabes cómo decorar tu terraza o balcón? La solución, reciclar palés. La versatilidad de este artículo hace que podamos diseñar un perfecto portamacetas, por ejemplo, en un reducido espacio, colocándolo a modo de mural. De esto saben mucho Life on the balcony (lifeonthebalcony.com), especializados en el diseño de este tipo de mobiliario, y Kelly Moore (kellymoorebag.com), una bloguera que nos enseña a diseñarlos.
Si hablamos de los palés como material de construcción nos tenemos que centrar en las viviendas que se fabrican a base de este objeto. Y como no podía ser de otra forma, la principal referencia la encontramos en unos estudiantes de la Universidad Tecnológica de Viena, cuyo proyecto “Vivienda de Pallets” consiguió el Premio Europeo de Estudiantes a la Sostenibilidad en 2008. Este proyecto define las viviendas fabricadas con módulos de palés. La madera es resistente, fácil de ensamblar, modulable, estética y, sobre todo, ecológica. Puede emplearse para interiores, exteriores, pisos, techados, jardines, zona de juegos, en definitiva, tiene multitud de aplicaciones. Para hacernos una idea, con unos 1.000 palés podemos construir una vivienda de unos 70m2. Por este motivo, ni que decir tiene que la idea de construir viviendas con este material en países de recursos limitados es una de las mejores opciones. Es fácil de transportar, pesa poco, es rápidamente panelable y, si fuera poco, no está reñido con el diseño de vanguardia.