El color es una sensación que percibimos gracias a la existencia y naturaleza de la luz y a la capacidad de nuestros órganos visuales para trasmitir dichas sensaciones al cerebro. El color, como otras sensaciones que percibimos a través de los sentidos, está sometido a criterios de análisis subjetivos. Depende de las preferencias personales, su relación con otros colores y formas dentro del campo visual (el contraste, la extensión que ocupa, la iluminación recibida, la armonía con el ambiente…), el estado de ánimo y de salud, etc.
En este articulo hablaremos de la teoría del color, de cómo los colores nos favorecen más o menos en función de las diferentes tonalidades de la piel y cabello y de cómo adaptar nuestro vestuario a nuestras características cromáticas.
La teoría del color y la teoría de las 4 estaciones
La teoría del color se aplica en la asesoría de imagen como un método de análisis en cada persona, se trata de detectar el código de color al que pertenecemos. Para identificar cuáles son los colores que nos favorecen vamos a utilizar la teoría de las 4 estaciones climáticas.
La naturaleza divide el año en cuatro estaciones: Otoño, Primavera, Invierno y Verano. Cada una de ellas tiene sus colores propios. En las estaciones otoño y primavera predominan los colores calientes que van del rojo al amarillo y en invierno y verano los colores fríos que van del azul al verde. Al igual que las estaciones tienen sus colores, las personas tenemos un tipo de color determinado y complementario a una de las paletas estacionales.
Tenemos que analizar y valorar el color del cabello, los ojos, las cejas y el color de la piel, junto con el tipo de líneas del rostro, expresión, profundidad, volumen, expresividad de los ojos , movimiento, gestos…
De esta manera seleccionaremos la gama de colores que mejor armoniza con nuestro perfil, para conseguir una imagen positiva. Como se puede observar en la foto existen varios subtonos de piel para conocer nuestro perfil se debe hacer un test rápido: saber nuestro color de cabello, el color de ojos y cejas y el tono de piel.
El color en nuestro guardarropa
Se ha investigado mucho sobre la influencia del color y sus efectos en la vida diaria. El color influye en nuestro estado de ánimo y nuestra energía, de modo que tiene un gran impacto en nuestra sensación general de bienestar. También influye en cómo nos ven los demás. Por eso es muy importante que conozcamos y gestionemos la paleta de colores en nuestro vestuario y crear un guardarropa.
Lo más importante, para aprender rápidamente a reconocer en el espejo lo que de verdad nos favorece, es armonizar nuestro rostro. En las sesiones de análisis del color, invertimos tiempo y dedicación para identificar el maquillaje que más nos favorece. Cuanto antes aprendamos a percibir el efecto de los colores en nuestra piel, antes podremos manejarnos solos. Debemos asegurarnos de que nuestras primeras compras sean pañuelos, blusas o jerseys porque así llevaremos un color favorecedor próximo a la cara.
Tenemos que aprender a ser nuestro propio juez para, tras un entrenamiento, no necesitar la cartera de colores y con el tiempo poder no sólo ver si algo nos favorece porque entra dentro de nuestra gama de color, sino porque reconocemos si es un color es uno de nuestros colores estrella, al percibir su efecto junto a la cara.
Crear un guardarropa
Para crear nuestro guardarropa de forma sencilla debemos pensar en una pirámide. En la base irían todas las prendas de calidad y accesorios: abrigos, trajes, faldas, cinturones, bolsos, maletines, zapatos, etc. Estas prendas son el fundamento y el telón de fondo de nuestro guardarropa, debemos comprarlas en tonos neutros. Todos los colores combinan con el neutro por lo que es el color más útil.
Siguiendo con la teoría de las cuatro estaciones existen diferentes colores neutros recomendados en función al grupo al que pertenezcamos. Los colores neutros de verano son el azul marino, los grises y marrones, el beige, el burdeos y el blanco suave.
Los colores neutros de invierno son el negro (todos los grises desde el gris carbón al gris plata), el azul marino, el color piedra y topo y el blanco. Los colores neutros de otoño son los marrones (del más oscuro al más claro), el café, beige y camel, el azul marino, el gris y el blanco (ostra).
Finalmente, los colores neutros de primavera son el marrón chocolate, los dorados y el color miel (que tiendan al marrón), el azul marino y los grises. En el nivel intermedio de la pirámide se localizarían nuestros colores básicos, que es la siguiente gama de color más útil. Estos colores también se pueden utilizar para abrigos, trajes, faldas, blusas, cinturones, bolsos, zapatos, etc. y van a añadir una nota de color a nuestro guardarropa.
En la punta de la pirámide situaríamos las prendas y complementos de tendencias, aquellas que compramos cada temporada y que renovamos con mayor frecuencia. Es hora de reorganizar nuestro guardarropa. Lo primero que debemos hacer es separar las prendas de nuestro guardarropa, en un lado pondremos las prendas del color “correcto” y en el otro lado pondremos las prendas de color “incorrecto”. Debemos ir aumentando el número de prendas en el lado “correcto” y ser despiadados con el lado “incorrecto”. Si hay algo que no nos hemos puesto durante el último año, debemos deshacernos de ello ya que no nos lo vamos a volver a poner, especialmente ahora que sabemos que el color no nos favorece (cuando hacemos una limpieza de guardarropa, cosa que hay que hacer como mínimo una vez al año, ésta última es una regla de oro).
Sin embargo, siempre nos quedarán abrigos buenos, trajes, faldas, pantalones, etc., que, no podemos permitirnos el lujo de reemplazarlos todos inmediatamente. La solución pasa por hacer que resulten favorecedores combinándolos con blusas y pañuelos de colores apropiados. Después de todo la parte del cuello es la más importante. Por lo que una vez comprado el maquillaje, tus primeras compras serán probablemente blusas y pañuelos y a lo largo de los años irás reemplazando tu guardarropa con colores apropiados, empezando por arriba hasta llegar a los zapatos.
Dime de qué color te vistes…
A todos nos ha pasado alguna vez; ropa que nos compramos porque es lo que manda la moda en lugar de lo que nos gusta, y se termina quedando infrautilizada en el fondo del armario. Otras veces nos preparamos la ropa el día anterior y por la mañana no nos apetece ponernos especialmente eso. ¿Por qué?
La respuesta está en nuestro subconsciente, que entiende mejor que nosotros nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad para enfrentarnos al mundo exterior cada día; la ropa que nos ponemos, aunque en principio nos parezca algo sin importancia, es ese “primer escudo” con el que nos vamos a enfrentar a lo que nos depare el día, y su material, color y forma, influyen en nuestro estado de ánimo.
Si relacionamos el color con la emoción tendremos claro lo que nos sucede cada día…o lo que sucede en el interior de las personas que nos rodean y que muchas veces ni ellas mismas saben.
Una aclaración que me gustaría hacer previamente es que no nos transmiten lo mismo los colores en la ropa que en una película o una foto, o en las paredes de casa, ya que la longitud de onda que nos llega no es la misma en función de la parte del cerebro que la recibe. Por eso también debemos observar qué parte de la ropa llevamos con determinados colores, ya que por ejemplo la ropa interior nos habla más de nuestras facetas más ocultas, nuestra “sombra” y nuestro subconsciente, mientras que los abrigos muestran más lo que somos capaces de compartir de nosotros con el entorno más lejano. Las prendas que usamos de cintura para arriba nos hablan de lo emocional, y las que usamos de cintura para debajo de lo físico.
Nuestros círculos más habituales (familia, amigos, compañeros de trabajo) establecen nuestras relaciones en función de la ropa normal que llevamos puesta, “la que se ve”. También los uniformes y sus colores pueden contarnos cosas de la empresa…y según le sienten los colores al empleado de lo que casa o no con él. Ya sabemos que el objetivo de los uniformes es en gran medida evitar envidias (sobre todo en los colegios), pero también debemos ser conscientes de que anulan una gran cantidad de información sobre cómo está viviendo la persona su día a día, obligándole a comportarse en función laboral y no personal, dando más importancia a su faceta y rendimiento laboral que a su desarrollo y demostración personal. Empresas que utilizan el negro “por ser más elegante” cumplen una parte de este color pero por otra buscan anular a la persona en función de un “bien mayor”.
Esto mismo podemos decir de gente que emplea más este color que otros: la sotana de los curas por ejemplo venía a significar su renuncia a si mismos a favor de una misión, de su comunidad; pero muchos adolescentes tienen también prioridad por este color como una manera de renunciar a lo que conocen de si mismos para poder formar parte de algo mayor (amigos, sociedad…). En cambio alguien que viste de blanco mayormente trata de ser él mismo contra todo y contra todos, de ser el centro de atención (como las novias en la boda), pero porque se siente limpio, sin defectos…impoluto que es lo que significa este color.
Otros colores como el marrón o el beige hablan de una serenidad después de haber conocido las cosas y admitir que son correctas tal y como suceden, sin luchar ni pelear. No es un color recomendable para los niños, ya que estaríamos obligando a reestructurar su forma de ser hacia una conformidad impuesta, y si no se tiene suficiente vitalidad este color provoca que se consuman algunas vitaminas de forma un poco más rápida, ya que los colores también afectan a la síntesis de estas.
Los colores derivados del gris implican una cierta necesidad de poner barreras, porque el mundo o el entorno me resulta demasiado rápido o agresivo y no tengo fuerzas, motivos o ganas de afrontarlo. Pero tal y como hemos dicho, si por ejemplo es el color que empleamos en la ropa interior, lo que tratamos de frenar es nuestro subconsciente. A menudo, los tonos que nos “sientan bien” son también los que nos reactivan y reequilibran de acuerdo a nuestra personalidad.
De todas formas, en la elección diaria siempre nos queda la excusa de lo que combina y lo que no, y de lo que encontramos “disponible” dentro del armario. Teniendo en cuenta que a día de hoy en las tiendas hay de todo, y para todos los gustos, nada nos impide elegir los colores que más nos convezcan en cada ocasión.