La piel es nuestra principal barrera frente a las agresiones externas, detecta el mínimo cambio en el entorno y reacciona para proteger el estado de salud general del ser humano. Hoy en día, nuestro modo de vida insano amenaza constantemente a este órgano, nunca se habían producido tantas reacciones cutáneas como ahora. Los aceites esenciales son aliados ineludibles del tejido cutáneo, ya que su naturaleza adaptógena les permite adaptarse a cada necesidad y mejorar la función vital de la piel.
Al empleo de los aceites esenciales provenientes de plantas aromáticas para tratar patologías y mejorar la salud y el bienestar es a lo que se le conoce con el nombre de Aromaterapia. Es a menudo un concepto mal interpretado por el público general, que cree que la aromaterapia es solo una terapia de aromas mediante olfacción. En realidad es mucho más, la aromaterapia científica se basa en la actividad terapéutica de las moléculas bioquímicas de los aceites esenciales para ayudar a prevenir o a curar enfermedades de diversa índole por todos los medios de administración conocidos: difusión atmosférica (inhalación), vía oral (cápsulas o debajo de la lengua), y por supuesto, tópica (la más utilizada).
Historia y origen de la Aromaterapia
El aceite esencial es la esencia volátil que se extrae de plantas aromáticas por medio de la destilación por arrastre con vapor de agua a baja presión. Aunque para muchas personas la aromaterapia se presente como una novedosa alternativa a la medicina tradicional, nada más alejado de la realidad. Se trata más bien de lo contrario, de una vuelta a los orígenes, y es que la aromaterapia se basa en las plantas aromáticas y éstas han sido utilizadas desde hace más de 40.000 años para conservar la belleza o para combatir enfermedades, a través de medios rudimentarios como humo inhalado proveniente de plantas aromáticas quemadas y con la creación de cataplasmas.
Reconocidos por sus potentes propiedades terapéuticas, y utilizados durante milenios en China, India, Oriente Medio, Egipto, Grecia, América y África, los aceites esenciales quedaron en el olvido durante la Edad Media. Fue con la llegada de la civilización árabe cuando la medicina basada en plantas volvió a presenciar un apogeo. No es hasta la época de la revolución industrial cuando nace la extracción de los aceites esenciales mediante destilación por vapor de agua, la técnica que realmente permite extraer los aceites con todas sus propiedades, y que abre las puertas al desarrollo de productos alimenticios y de perfumes. Es por tanto a principios del siglo XX cuando se considera el nacimiento de la aromaterapia moderna de la mano de los franceses Gattefossé y Valnet.
Aceites Esenciales y Dermocosmética
Entre los numerosos aceites esenciales presentes en el mercado, debemos hacer una selección rigurosa porque, si bien algunos son imprescindibles para conservar la juventud de la piel, hay que descartar otros o analizarlos antes de integrarlos en cualquier preparado cosmético porque los hay cáusticos o irritantes para la piel y sus mucosas, tóxicos e incluso fotosensibilizantes. El consumidor no debería utilizar nunca un aceite esencial (ni siquiera en dermocosmética) sin haber evaluado antes tanto sus beneficios como sus riesgos. Por estas razones, es indispensable combinar unos buenos conocimientos con un asesoramiento juicioso para utilizar el mejor aceite.
Nuestra selección incluye unos 50 aceites esenciales que abarcan todas las situaciones, sin olvidarnos nunca de que una piel bonita requiere una mente sana y un cuerpo sano. En estado puro, los aceites esenciales se aplican muy raramente sobre la piel, hay que diluirlos casi siempre en excipientes adecuados, sobre todo en sus fieles amigos, los aceites vegetales. Los aceites vegetales no son simples vectores sino que participan activamente en el equilibrio cutáneo por su riqueza en ácidos grasos polinsaturados, esos verdaderos nutrientes de la piel, tanto por vía externa como interna.
Los aceites vegetales son sustancias que se obtienen por extracción de las semillas o frutos de las plantas oleaginosas. Tienen unos innegables efectos beneficiosos para nuestro organismo tanto a nivel nutricional como cosmético, debido a su composición muy rica en ácidos grasos poliinsaturados (w-3, w-6) y vitaminas (E, A) antioxidantes. A nivel cosmético, los aceites vegetales tienen propiedades suavizantes y nutritivas de la piel por el aporte en lípidos y vitaminas. Estos lípidos de origen natural, a diferencia de los aceites minerales, se absorben e incorporan perfectamente a las estructuras celulares de nuestra piel, disminuyendo la pérdida de agua a través de la piel, actuando como hidratantes pasivos y reforzando el manto hidrolipídico de la epidermis, verdadera barrera protectora de la piel frente a los agentes climáticos, la polución ambiental o el propio envejecimiento cutáneo. Además, los AV son el vehículo ideal para la incorporación de aceites esenciales y su posterior aplicación tópica de forma agradable, segura y eficaz.
“Los aceites esenciales actúan sobre la piel, a través de la piel y más allá de la piel…” Esto es una obviedad para cualquier experto en la materia desde el momento en que la bioquímica de las moléculas aromáticas, con su poder energético y vibrante así como su fragancia penetran en nosotros para ejercer sus funciones sin que podamos obstaculizar su camino. Años más tarde, la acción de estas quintaesencias vegetales nos siguen dejando pasmados cada día por sus sorprendentes resultados. Consiguen que recuperemos la armonía en trastornos nerviosos y afectivos y por su alto poder antiséptico, liberan el tejido cutáneo de cualquier gente patógeno indeseable.
Como drenantes y purificadores, los A.E. eliminan de la piel todos los residuos orgánicos y demás toxinas contaminantes. En definitiva, podríamos decir que limpian la mente, el corazón y el tejido cutáneo y consiguen que la piel recupere todas sus cualidades originales y resplandezca despidiendo salud y belleza porque son adaptógenos. He aquí la palabra clave: adaptógeno. Una sustancia adaptógena presenta múltiples acciones que permiten a cualquier órgano receptor adaptarse a situaciones medioambientales cambiantes que podrían ser la causa de los sufrimientos de dicho órgano. Los cambios de temperatura, humedad, presión atmosférica, color de la piel, ritmo de vida, alimentación y vida afectiva van modificando la fisiología del tejido cutáneo.
Podemos citar ejemplos: la hipersudación, que puede ser causa de la tensión de un conferenciante, la elevada temperatura de un país tropical, el ejercicio físico o el temperamento linfático de algunas personas; la piel seca e irritada, que puede ser consecuencia de una carencia alimenticia en omega 3, una presión nerviosa demasiado intensa, el temperamento nervioso, una relación afectiva, etc. Al estar seca, se irrita cuando hace mucho frío. En resumen, la piel es el órgano que delimita a la persona en el espacio y que se ve influenciada permanentemente. Detecta el mínimo cambio en el entorno y reacciona para proteger el estado de salud general del ser humano. Hoy en día, nuestra sociedad del trabajo y el consumo amenaza constantemente a este órgano por completo, nunca antes se producían tantas reacciones cutáneas como ahora. Los aceites esenciales adaptógenos son aliados ineludibles del tejido cutáneo porque le facilitan la vida y mejoran numerosas funciones vitales ¿acaso la piel no es el espejo más fiel de la salud? Los aceites esenciales adaptógenos aportan armonía y equilibrio a la piel, que como consecuencia lógica estará más bella.
La dermocosmética es aquella cosmética inteligente que cualquier persona es capaz de fabricar sin problema. Ya no será necesario haber realizado estudios fastidiosas ni inversiones considerables para elaborar nuestros propios productos de tratamiento cutáneo con materias naturales nobles y certificadas como ecológicas; estos preparados están al alcance de todos. Una gran ventaja de elaborar nuestros propios productos radica en poder desechar todas las sustancias sintéticas y los conservantes químicos que maltratan el tejido cutáneo. Los A.E quimiotipados de calidad representan el poder más absoluto de la naturaleza. Cuando se familiarice con los aceites esenciales, enseguida se dará cuenta de su extraordinaria eficacia y los resultados estarán a la altura de las expectativas.
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