DHA – Ácido graso específico para la gestación, la visión y el cerebro
El aceite de pescado es una rica fuente de ácidos grasos omega-3 de cadena larga: EPA (ácido eicosapenatenoico 20:5) y DHA (ácido docosahexaenoico 22:6). Las grasas constituyen uno de los principios inmediatos más importantes de nuestra alimentación, puesto que contribuyen a satisfacer la demanda de energía, de ácidos grasos esenciales, además poseen una función estructural puesto que se incorporan a los tejidos y órganos corporales, determinando la composición y funcionalidad de las membranas celulares.
Algunos de estos ácidos grasos, ejercen funciones como nutrientes indispensables: se trata de los ácidos grasos esenciales poliinsaturados (AGPI); la serie OMEGA-6 y OMEGA-3, de los que el metabolismo conduce, por una parte a la síntesis de derivados de cadena larga que constituyen todas las membranas celulares (rol estructural); y por otra parte a la síntesis de mediadores, oxigenados bajo la forma de moléculas oxigenadas (eicosanoides, docosanoides, etc). Estas moléculas realizan funciones parecidas a la de las hormonas y regulan funciones fisiológicas fundamentales como son: la contracción del músculo liso, la reproducción, la coagulación sanguínea, la inflamación, la actividad neuronal, etc.…