Editorial, por Ruth Alday

Mientras lees tranquilamente estas palabras, tu sistema inmunológico está en plena batalla contra un enorme ejército de agentes patógenos que no podemos ver. Igualmente invisibles nos resultan nuestras propias defensas. No reparamos en ellas hasta que dejan de hacer bien su trabajo y nos ponemos enfermos. Una de las claves principales para que su misión sea exitosa, es el avituallamiento. Es decir, el alimento que proporcionamos a nuestro ejército defensivo. Podríamos haber dedicado nuestro artículo central a decir que una dieta sana, variada y equilibrada, nos ayuda a tener un sistema inmunitario fuerte. Y sería totalmente cierto. Pero desde el terreno de la alimentación se puede hacer mucho más. Hay alimentos, diseñados a la perfección por la propia naturaleza, que contienen una combinación y concentración de nutrientes excepcional; son los llamados comercialmente “Superalimentos”, y algunos de ellos son altamente efectivos para reforzar las defensas del organismo.

Hace poco leí en una publicación de gran tirada un artículo que, enmarcado en la “caza de brujas” que se ha abierto contra las opciones alternativas de salud, se empeñaba en desprestigiar este grupo al que llamamos Superalimentos. El principal argumento esgrimido era “que por el mero hecho de consumirlos no mejoran la salud”. Y estoy de acuerdo. Porque, señoras y caballeros, las pócimas mágicas no existen. Ningún alimento, ninguna dieta sana, ni si nos ponemos serios ningún medicamento convencional, será efectivo si nosotros mismos no nos cuidamos y evitamos aquello que nos daña.

¿Quieren un ejemplo? Recetemos a una persona diabética una buena dosis de insulina intravenosa diaria, y luego démosle carta blanca para comer azúcares como si no hubiese un mañana ¿No es efectiva la insulina? Si lo es... pero no contra la estupidez del paciente. Nadie dice que la fitoterapia y la nutrición consciente hagan milagros. Pero está demostrado, con estudios científicos que solo hay que molestarse en consultar, que las plantas tienen propiedades saludables y que los nutrientes de los alimentos influyen directamente en la salud del organismo. Volviendo al tema de los Superalimentos, negarle a la cúrcuma o a la espirulina sus propiedades nutricionales sería como decir que las naranjas no tienen vitamina C ¡Un poco de coherencia por favor!

La naturaleza, como siempre, nos proporciona soluciones para casi todo si actuamos con un mínimo de sentido común. Aprovechémoslas.