terapias naturales para niños

Terapias naturales para niños: Cómo cuidar su salud

En los últimos años los naturópatas venimos percibiendo el interés cada vez mayor de muchos padres por encontrar terapias naturales para niños que les permita tratar su salud. Hace no mucho tiempo se llevaba a los pequeños al pediatra ante la menor alteración, pero nos conformábamos con que se les recetara una medicina que eliminase los síntomas, sin necesitar más explicaciones por parte del médico que los trataba. Ahora los padres tienen un interés más profundo en conocer qué es lo que afecta y en qué forma concreta. La salud de sus hijos, y se valoran la prevención y el equilibrio del organismo infantil como pilares básicos para la salud de los niños.

¿Cómo llega un niño a la consulta del naturópata? A menudo son los propios padres quienes entienden que para resolver determinados problemas, como un constipado o un proceso de garganta más o menos recurrentes, no es preciso utilizar medicamentos alopáticos (que suelen tener contraindicaciones o incluso efectos secundarios para el inmaduro organismo infantil), o simplemente prefieren el uso de técnicas naturales para niños. Otras veces, es el propio médico el que de un modo más o menos velado, invita al uso de productos naturales por entender que son efectivos y suficientes para determinadas patologías, y no es extraño que recomienden, jaleas, extractos u homeopatía. Hay que tener en cuenta que tratamientos que nuestro sistema de salud califica como “alternativos” son de uso habitual en la sanidad pública de otros paises. En Alemania por ejemplo, es corriente el uso de la homeopatía en las consultas de pediatría.

Es evidente que no siempre se puede tratar un proceso con remedios naturales, bien por la rapidez de evolución de la enfermedad o por la gravedad de la misma. Los tratamientos de a medicina oficial son muchas veces necesarios, y por lo tanto el niño debe acudir al pediatra en esos casos. El naturópata debe explicar con claridad a los padres esa necesidad, y aconsejarles sobre el uso de una u otra opción de tratamiento según sea necesario.

La medicina natural y la tradicional no son excluyentes, y pueden trabajar juntas para obtener mejores resultados. En cualquier caso, cuando los niños son pequeños, de 0 a 3 años, sus problemas de salud y tratamiento para los mismos son diferentes a los propios de niños de 3 años en adelante. En este articulo vamos a centrarnos en terapias naturales para niños de 3 años en adelante.

Cuando un niño se escolariza, lo que suele ocurrir entre los 2 o 3 años, pasa por lo general por un serie de procesos que solemos denominar de “entrada en la guardería”. La mayoría de ellos cogen catarros, procesos de oídos, gastroenteritis y fiebre, más o menos ligadas a “enfermedades de no muy clara definición”.

Sabemos que no todos los niños pasan por este proceso, que estas enfermedades no tienen la misma duración en todos los individuos, y que además no todos recaen con la misma frecuencia. Como es lógico, los padres se preguntan por qué y a su vez preguntan al pediatra, al naturópata o al homeópata. Muchas veces la respuesta que encontramos en la consulta del médico es un evasivo ”tiene un virus”, y se achacan las recaidas a una bajada de defensas o/y a la falta de madurez del sistema inmunitario del niño (ambas cosas ciertas en la mayoría de los casos).

Aunque estas explicaciones no dejan satisfechos a los padres que ven como los pequeños pasan de una patología a otra sin tiempo para recuperarse.

El naturópata probablemente también planteará la “caída de defensas” (necesaria para que la bacteria, virus, levadura, etc., pueda provocar el problema), pero además tratará de encontrar las conexiones del proceso. Por ejemplo, en muchos casos se presenta el niño con una fiebre muy alta por la mañana, con dolor de garganta o simplemente irritación de la misma.

Naturalmente, la garganta está afectada, pero la mayoría de las veces el naturista (homeópata, naturópata… etc.) buscará el origen de ese proceso en el intestino, la respuesta hepática o en la caída de defensas del bazo, mezclándose a veces alguno o todos ellos. Si el proceso se trata, por ejemplo, únicamente con antibióticos, es muy probable que se produzca una recaida aproximadamente 15 días después al comienzo del tratamiento. Es preciso por lo tanto encontrar el origen y tratarlo.

¿Es posible que sea la garganta sin más el origen del problema? Es posible, pero lo normal es que el origen del proceso sea más complejo. Lo mismo sucede con el oido, otro de los órganos que suele dar problemas en los niños. Para saber si el problema se limita a estos órganos o hay otros implicados hay que tomar referencias como el tipo de fiebre (alta o baja, en qué horas determinadas) o si se siente dolor agudo y/o localizado en esos puntos, etc.

Así un naturista no trabajará igual un oído con dolor y fiebre alta que cuando tiene fiebre baja y dolor sordo o no tiene dolor, porque se entiende que son procesos diferentes. Es natural que en todos los casos haya que subir las defensas, bajar la fiebre, y tratar el oído, garganta, etc. Pero a partir de ahí, comienza el verdadero trabajo para que no haya recaídas, dado que el naturismo entiende que el organismo entero (y no solo una parte de él) está sufriendo el proceso.

También son corrientes en estas edades los procesos alérgicos, y debemos tratarlos del mismo modo, es decir, no sólo los síntomas que se producen sino también el origen de los mismos. Actualmente, también están a la orden del día aquellos procesos ligados al estrés, ansiedad, nerviosismo, etc. En estas edades a menudo se asocian estos síntomas a la hiperactividad o el déficit de atención, cuando realmente se trata de calmar un sistema nervioso que se encuentra alterado por factores normalmente externos. Muchas veces al calmar el sistema nervioso con preparados naturales los pacientes empiezan a reaccionar.

No obstante, a menudo es preciso suplementar determinados minerales y/o vitaminas para su mejor recuperación. En cualquier caso, la alimentación juega un papel importante para la recuperación  total, yaque los distintos alimentos pueden dañar, retardar o excitar el trabajo de los órganos que están implicados en determinadas patologías. Es corriente que el naturista recomiende la prohibición de algunos alimentos que retardarían la mejoría. En algunos casos, esa recomendación puede ser sólo para el proceso y en otros se avisa de la conveniencia de suprimirlos de un modo más o menos permanente.

Cuando hablamos de la caida de defensas que propicia la aparición de cualquier enfermedad tenemos que tener presente (y especialmente con los niños), el componente emocional de esta caida. ¿Por qué algunos niños enferman más que otros, por qué algunos tienen un sistema de defensas más fuerte? Para el Naturismo la base está en el proceso psicológico, que inducirá un mal proceso digestivo, que a su vez provocará un proceso de caída de defensas. Es una cadena.

Fácil de entender cuando lo explicamos a un paciente adulto, pero más complicado cuando lo aplicamos a un niño. No nos damos cuenta que el niño se estresa igual que el adultoque sus juguetes y vivencias diarias son tan importantes (o más) para él que para el adulto su coche o su trabajo. Si el sistema nervioso y la ansiedad aparecen en el adulto ante la posibilidad de perder su trabajo (…o por otras razones), para el niño la posibilidad de perder su juguete le provoca la misma tensión nerviosa y ansiedad que al adulto.

Entendemos que esa ansiedad genera en el adulto un proceso emocional que puede desencadenar una enfermedad, pero nos cuesta más entender que en un niño funciona de igual manera.  Minimizamos la importancia de estas situaciones estresantes en la salud del niño, cuando en realidad son mucho más desestabilizadoras para él. En realidad la pérdida del juguete lo podemos cambiar por otros asuntos tales como la tensión del colegio (tensión en el trabajo) la mala relación con los compañeros de la escuela (mala relación con los compañeros de trabajo) y la obediencia al profesor (obediencia a autoridad del trabajo), etc. Sin olvidar que el niño tiene una mayor tendencia a somatizar de forma física sus altibajos emocionales.

Tendemos también a sobrecargar el dia del niño con actividades extraescolares, deportes, deberes… que le restan horas al juego y al descanso, pilares fundamentales en el equilibrio emocional y físico de los menores. La pregunta tonta surge enseguida: si el adulto se levantase a las 7 de la mañana y estuviera trabajando hasta las 10 de la noche, probablemente caería enfermo… y el niño con actividades constantes durante esas mismas horas… con ese horario de “trabajo” ¿pretendemos que no caigan sus defensas?

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