probióticos

Probióticos y salud infantil

Mantener la microflora intestinal en buenas condiciones es recomendable para todos nosotros, pero especialmente para los niños, ya que esta flora es la primera barrera de defensas para evitar la toxicidad generada por la alimentación, tanto la que provenga del propio alimento como la que pueda generarse por una mal proceso digestivo.

A menudo pensamos que sólo los antibióticos provocan daños en la flora intestinal, y que este daño se queda reducido al intestino, pero un ataque a las defensas tiene consecuencias para todo el organismo. Así podemos encontrarnos con procesos de sangre sucia (intoxicada) porque las vellosidades intestinales permiten el paso de tóxicos a la sangre. Por otro lado las glándulas intestinales, que generan hormonas, se dañan a su vez y además se producen procesos de tipo psicosomático, difíciles de estabilizar.

Un PH de 5,5 se considera óptimo a nivel de colon y esto se consigue cuando las bacterias lácticas del intestino están en la proporción correcta. Las principales bacterias lácticas son los lactobacilus, los bifidobacterium y los streptococcus. Estas cantidades correctas pueden alterarse por diferentes causas, por lo que los probióticos son importes para mantener el equilibrio. En los niños una ingesta adecuada de estas bacterias beneficiosas se traduce en la prevención de todo tipo de problemas de salud, en especial aquellos relacionadas con el colon irritable, e incluso las colitis ulcerosas y/o el Crohn.

Dado que los probióticos también mejoran la absorción del calcio, son muy interesantes durante el crecimiento puesto que hace que los huesos se formen más fuertes y sanos, además de facilitar el trabajo de los riñones y a las suprarrenales. Por otro lado, también aportan una mejor metabolización del magnesio, y por ello todo el estrés intestinal se calma, lo que favorece el trabajo digestivo general, y sobre todo el ligado al páncreas y al bazo, ayudando a estos en su subida de defensas. El hierro también se mejora en absorción, lo que previene anemias y “bajones de ánimo”.

En los preparados para uso infantil, los probióticos se suelen mezclar con plantas como la manzanilla, el nogal, etc., para facilitar la digestión. Y sobre todo con siropes de frutas frescas 100% natural de bajo índice glucémico, siendo su uso muy recomendable como preventivo para los peques de la casa.

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