obesidad y celulitis

Obesidad y celulitis: No son lo mismo

Con la llegada del buen tiempo empezamos a preocuparnos por poner nuestro cuerpo a punto y eliminar “lo que nos sobra” de cara al verano. Muchas veces recurrimos a hacer dieta para eliminar depósitos de grasa localizada que realmente no se deben a un problema de sobrepeso, o tratamos la celulitis sólo externamente, cuando su origen está en nuestros hábitos diarios. Definir claramente de qué tipo es la grasa que queremos eliminar nos ayudará a encontrar el tratamiento más eficaz.

¡Cuidadín, cuidadín! ¡Se aproxima la primavera y unida a ella el verano! ¡Dios mío! ¡Qué horror! ¡Y yo con estos “michelines”! Suponemos que un discurso más o menos así será lo que pase por la cabeza de muchas personas, especialmente mujeres, en estos días. Y, lógicamente, al hilo de tanta exclamación aterrorizadora, aparecen las consiguientes conclusiones para tranquilizarnos a nosotros mismos: “¡Me pongo a dieta! O mejor ¡hago cavitación! ¡No, no! ¡Mesoterapia!”… Calma.

A ver si con este artículo somos capaces de aclarar un poquito las dudas y tranquilizar en cierta medida ese desasosiego. En primer lugar consideramos que sería interesante aclarar algunos conceptos básicos en lo que respecta a la celulitis, obesidad… Desde un punto de vista médico hay una serie de términos que hacen alusión al grado de exceso de peso que tiene una persona. Hay un indicador médico (Índice de Masa Corporal), que relaciona el peso y la talla, y que el resultado puede estar dentro de uno de estos tres rangos:

Normopeso: situación ideal que indica que nuestra composición corporal no tiene ninguna implicación negativa para nuestra salud.
Sobrepeso: situación de llamada de atención. Nuestra composición corporal comienza a no ser la deseada, pero aún no tiene un impacto a corto plazo sobre nuestra salud.
Obesidad: situación de riesgo que hay que revertir. Implica un impacto negativo directo a corto plazo sobre nuestro organismo.

Como podemos comprobar estos conceptos hacen referencia a la composición de nuestro organismo completo. Es decir, la persona “entera” tiene normopeso, sobrepeso u obesidad. Por el contrario, existen conceptos que hacen referencia a situaciones anormales de una determinada zona corporal. El caso más común es el de la celulitis. La celulitis tiene varias características que hay que destacar:

• Afecta a una región de nuestro cuerpo, pero nunca a la totalidad del organismo. Se suele tener celulitis en las caderas, muslos, abdomen…
• Es una situación patológica.

La acumulación de grasa en determinadas áreas no es celulitis en sí misma. Para que se considere celulitis tienen que darse una  serie de circunstancias (edema, esclerosis…) que acaban condicionando el aspecto de “piel de naranja” tan característico de la celulitis. Puede haber personas con normopeso y celulitis, y personas con obesidad y sin celulitis.

Resumiendo: celulitis y obesidad ni son términos sinónimos ni tienen por que ir siempre unidos. Pues bien, una vez aclarados los conceptos básicos, haremos una serie de puntualizaciones sobre la manera de “pelear” contra el sobrepeso, la obesidad y la celulitis.

Sentimos comenzar con algo evidente, intuitivo, por todos conocido, y que no nos gusta oír: el pilar fundamental de cualquier tratamiento para luchar contra las alteraciones de la composición corporal es el cuidado con la alimentación. ¡Esto no quiere decir que nos tengamos que poner a dieta! Por ejemplo, un paciente con obesidad sí tendrá que ponerse a dieta, pero una paciente con celulitis y normopeso no tendrá que hacer dieta, pero no debería comer hamburguesas con patatas fritas: esto no ayudaría nada a mejorar su celulitis. ¿A que es evidente?

Sería ideal comer cinco veces al día: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. ¡Cómo se ha hecho toda la vida! Esto establece un ritmo metabólico y psicológico que hace que nuestro cuerpo funcione como un reloj y se nos quiten ansiedades, apetencias… Además sería muy deseable beber un par de litros de agua al día, preferiblemente fuera de las comidas. En definitiva se trata de alinearnos con nuestro plano biológico, aportarle al organismo lo que necesita en el momento adecuado.

Así, uno de los efectos positivos de ese respeto biológico se verá reflejado en nuestra composición corporal: un mejor aspecto y una imagen más armónica. Pero lo más importante es lo que subyace a ese aspecto: ¡un estado de salud óptimo! Con todo esto contribuimos a tener una base sobre la cual podremos añadir todos los tratamientos “extra” que consideremos oportunos. Pero no debemos olvidar que todos estos “añadidos” son “extra”, es decir, que nunca pueden usurpar el protagonismo al cuidado alimentario y la hidratación.

Entre los extras más recurrentes están los suplementos que nos ayudan a mejorar nuestra imagen. Dentro de estos suplementos los más demandados son los que favorecen la eliminación de esos líquidos que edematizan nuestros tejidos e inciden de manera directa en el aumento de peso y la aparición de celulitis. Entre los más utilizados están: el saúco (uno de los mejores depurativos); la uva roja (tiene gran cantidad de polifenoles que desintoxican el organismo); té verde (al contener cafeína posee una acción estimulante, ligeramente diurética y aumenta la concentración de catecolaminas y por ello la quema de grasas); té rojo (fuerte acción antioxidante y diurética debido a la presencia de los polifenoles, así mismo es uno de los mejores quemagrasas que existen, ya que tiene la capacidad de actuar directamente sobre el metabolismo hepático); el abedul, la cola de caballo y el ortosifon son plantas todas ellas notablemente diuréticas ya que estimulan al riñón y eliminan el excedente de líquidos retenidos en el organismo; y la ortiga verde estimula el aparato digestivo, acelerando el metabolismo, favorece la eliminación de líquidos acumulados, toxinas y residuos, gracias a sus propiedades depurativas y diuréticas, es estimulante de la actividad de las glándulas endocrinas y ejerce un buen drenaje hepático.

De la misma manera, hay una gran demanda de productos, basados en principios activos naturales, que aumentan el nivel del metabolismo basal. Entre los principios activos más recomendados podríamos destacar: Naranja sanguina (citrus sinensis), naranja dulce (citrus sinensis), pomelo rosado (citrus paradisi) y extracto de guaraná (paullinia cupana) con alto contenido en polifenoles (60-80% de polifenoles totales), estos principios han demostrado una fuerte actividad lipolítica sobre la grasa acumulada; la yerba mate contiene especialmente la cafeína y los polifenoles, con acción lipolítica y termogénica provocan un aumento de la temperatura corporal y de la termogénesis favoreciendo la eliminación de grasas almacenadas por el organismo; el café verde es un diurético y un excelente antioxidante además de regulador de los niveles de glicemia, convierte las grasas en energía, tiene una acción moduladora de la absorción de la grasa postprandial, además de un efecto beneficioso sobre el equilibrio del peso sin estimular el SNC y, por lo tanto, sin efecto rebote.

Podríamos seguir enumerando multitud de recursos más que la naturaleza pone a nuestro alcance para mejorar nuestra imagen y nuestra salud. Resumiendo: cinco comidas diarias + 2 litros diarios de agua + algo de ejercicio + suplementos naturales adecuados = salud óptima (que externamente se traduce en una imagen óptima).

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