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Geoterapia: Uso de la arcilla

La geoterapia se refiere a los efectos terapéuticos presentes en la tierra y que pueden ser aprovechados en beneficio de nuestra salud. El manejo de las arcillas es muy antiguo, seguro y fácil de usar. Los médicos egipcios ya las utilizaban para tratar inflamaciones y enfermedades reumáticas. Asimismo por ser un gran antiséptico también eran utilizadas por los embalsamadores.

Su composición química fue establecida en el siglo XIX y sus propiedades físicas y aplicaciones médicas en el primer tercio del XX. Geológicamente la arcilla es una roca sedimentada, en forma granulada, procedente de la erosión lenta de las piedras graníticas. Sus componentes principales son: sílice (refuerza los tejidos elásticos como uñas y pelo), silicato de alúmina (buen regulador intestinal), óxido de hierro (antianémico), óxido de magnesio (regenerador celular y estimulante de la secreción hepática) y calcio (conservación de huesos, dientes y tendones). Se administra por vía interna o por vía externa en compresas o cataplasmas.

En naturopatía se utilizan distintos tipos de arcillas y barros según sus propiedades, dependiendo de las afecciones que se quieran tratar. Los tres tipos más utilizados son: Arcilla verde: Es un excelente ANTIÁCIDO ESTOMACAL. Rica en magnesio, silicio y oligoelementos, es una efectiva limpiadora y exfoliante. Puede tener diferentes tonos de verde. La Montmorillonita es la que aporta más magnesio. Arcilla blanca: es usada como reguladora del pH en mascarillas, como enjuague bucal y limpiador natural. Rica en silicio y aluminio es un poderoso cicatrizante y antibacteriano. Arcilla roja: debe su color a la presencia del óxido ferroso, tiene las mismas aplicaciones que la arcilla verde. La más apreciada es la Atalpuguita, por su capacidad de absorción de toxinas. Tiene propiedades refrescantes, antiinflamatorias y cicatrizantes; también es antibacteriana.

Aunque existen distintos tipos de arcillas, lo más importante a la hora de elegirla es asegurarnos de que ha sido radiada, es decir, que haya estado expuesta a la radiación solar (el sol es un gran bactericida). En un caso de apuro podemos cavar un hoyo en el suelo, retirar la tierra y dejar que los rayos del sol purifiquen la arcilla antes de utilizarla, aunque lo normal es que el naturópata utilice las arcillas especiales que se venden envasadas y que han pasado los controles microbiológicos y de calidad pertinentes.

Se administra por vía interna o por vía externa en compresas o cataplasmas. Para aplicar la arcilla en USO EXTERNO, basta mezclarla con un poco de agua o con decocciones de plantas medicinales, de manera que se forme un engrudo que aplicamos a la zona dañada (enferma, traumatizada, alérgica, etc.), y dejar que obre durante al menos 1 hora, a lo largo de un tiempo variable, pero que suele alcanzar alrededor de los 21 días. Se aplicará en forma de cataplasma, y actuará como un bálsamo que desinflama, purifica y cicatriza, calmando los dolores. La arcilla es desinfectante y antiálgica, así como eliminadora de toxinas e impurezas del organismo. En las inflamaciones superficiales agudas como picaduras, heridas, golpes o quemaduras, la arcilla obra por el frío y pierde su acción descongestionante a medida que se caliente. En cambio, en las congestiones de los órganos internos, mientras más caliente sea el barro aplicado sobre la piel, tanto más extrae el calor interno que se combate. Si la arcilla se pone sobre zonas sensibles al frío como los riñones, debe taparse para evitar la fuga del calor del cuerpo.

En el caso de tratar heridas supurantes o infectadas, al aplicarse sobre la herida drenará las impurezas y, gracias al silicato de aluminio facilitará la cicatrización. Mientras siga habiendo impurezas, la herida se mantendrá abierta y la arcilla cumplirá su función, cerrándose por si misma cuando esté limpia. Las arcillas tienen también un uso reconocido en las afecciones de la piel, por sus virtudes exfoliantes, hidratantes y desintoxicantes. Es posible que en los primeros días del tratamiento cutáneo, se produzca un mayor aflujo del proceso. Por ejemplo, si estamos tratando un caso de acné, puede que salgan más granos.

Esto se debe a que la salida de toxinas del organismo se concentra en la zona de aplicación de la arcilla, pero a los pocos días tiende a ir desapareciendo poco a poco, hasta que finalmente se normaliza el proceso. Se puede complementar el tratamiento con preparados de fitoterapia que ayuden a dinamizar el proceso de depuración desde dentro, para evitar que el tratamiento se haga demasiado largo y pesado. Para el USO INTERNO por lo general se preparará “leche de arcilla”. Esta se consigue dejando reposar una mezcla de agua y arcilla durante la noche; los componentes sólidos quedarán en el fondo y utilizaremos el líquido resultante. En otros casos se puede disolver una cucharada de arcilla en un vaso de agua y tomarlo directamente, pero no es recomendable en personas con mal funcionamiento intestinal.

También se comercializan grageas o bolitas de arcilla ya preparadas para su consumo, que se ingieren dejando que se disuelvan en la boca. Carecen por completo de arena y de impurezas, habiendo sido machacadas y micronizadas, con los que son las más adecuadas si las otras preparaciones nos resultan desagradables. Aportan a nuestro organismo sustancias minerales, resultando beneficiosas en los casos de infecciones o inflamaciones internas. Recordar siempre que es mejor tomar los preparados en ayunas, o al menos no cuando se está haciendo la digestión.

Un comentario en «Geoterapia: Uso de la arcilla»

  1. Tengo una nieta con piel atopica y le funciona bienal arcilla verde, pero cuando le dan los brotes es muy doloroso verla asi, de que manera puedo preparar la arcilla y que le puedo echar ,aparte de flor de Bach y que mas .espero que me ayuden .GRACIAS DE ANTEMANO

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